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Martes 18 Noviembre

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Julie Mehretu: La arquitecta del caos contemporáneo

Publicado el: 20 Noviembre 2024

Por: Hervé Lancelin

Categoría: Crítica de arte

Tiempo de lectura: 6 minutos

Julie Mehretu transforma la violencia estructural de nuestra época en una experiencia estética vertiginosa. Sus lienzos monumentales, donde se entrelazan planos arquitectónicos y marcas gestuales, encarnan la complejidad de un mundo en perpetua mutación, entre catástrofes climáticas y levantamientos sociales.

Escuchadme bien, panda de snobs! Julie Mehretu (nacida en 1970) es sin duda una de las más grandes alquimistas de nuestra época, transformando el caos del mundo en remolinos abstractos de una belleza vertiginosa. Ella metamorfosea nuestras pesadillas colectivas, guerras, catástrofes climáticas, migraciones forzadas, en sinfonías visuales que nos enfrentan a nuestra propia impotencia frente a la Historia.

Mientras algunos se extasían ante unas ñapas del siglo XIX que representan escenas de caza en el bosque de Fontainebleau, Mehretu nos arroja a la cara la urgencia de nuestro tiempo con una maestría que haría palidecer al propio Leonardo da Vinci. Ella no pinta para decorar vuestros salones burgueses, pinta para sacudir vuestras conciencias dormidas.

Su primera temática es esta capacidad única de crear espacios arquitectónicos imposibles, cartografías mentales que desafían toda lógica euclidiana. Tomen “Retopistics: A Renegade Excavation” (2001), una obra monumental que pulveriza nuestros referentes espaciales como si Einstein hubiera tomado LSD con Piranesi. Los planos de aeropuertos, estadios y plazas públicas se entrelazan en una danza macabra que evoca lo que Walter Benjamin llamaba “el ángel de la historia”, testigo impotente de las catástrofes que se acumulan a sus pies.

Mehretu no hace filigranas conceptuales para impresionar a la galería. Ella se apropia de la herencia de la abstracción geométrica occidental, de Malevich a Sol LeWitt, para hacerla explotar desde dentro. Como bien teorizó Jacques Derrida, practica una deconstrucción radical de los sistemas de representación dominantes. Sus capas sucesivas de dibujos arquitectónicos, cubiertas con un velo de acrílico y luego lijadas hasta crear una superficie casi arqueológica, encarnan perfectamente lo que Gilles Deleuze llamaba “el pliegue”, esa zona de indeterminación donde el interior y el exterior se confunden.

La segunda temática de su obra es su manera única de encarnar los movimientos sociales y los levantamientos populares en la misma materia de la pintura. En “Black City” (2007), las marcas gestuales parecen cobrar vida como una multitud enfadada, que arrasa la superficie del lienzo con la potencia de un tsunami. Estas trazas caligráficas evocan lo que el filósofo Jacques Rancière llama el “partage du sensible”, esos momentos en los que el orden establecido vacila y nuevas formas de visibilidad se hacen posibles.

“Mural” (2009), ese fresco del tamaño de una pista de tenis, encargado por el banco Goldman Sachs por 5 millones de dólares, es en realidad una bomba de relojería conceptual. Toma los códigos visuales del capitalismo financiero, gráficos bursátiles, planos de arquitectos, logotipos corporativos, para hacerlos explotar en un torbellino pictórico que evoca la fragilidad de todo el sistema.

Lo que me gusta de Mehretu es que transforma la violencia estructural de nuestra época en una experiencia estética que nos conmueve profundamente. Sus pinturas recientes, como “Hineni (E. 3:4)” (2018), parten de imágenes de la actualidad, incendios en California, destrucción de aldeas rohingyas, que ella difumina digitalmente antes de cubrirlas con sus marcas características. El resultado es hipnótico, como si Turner hubiera tenido acceso a Photoshop y a los canales de noticias continuos.

A diferencia de tantos artistas contemporáneos que se conforman con reciclar las mismas viejas recetas modernistas, Mehretu inventa un nuevo lenguaje pictórico para nuestra época de caos global. Ella comprende que la abstracción no es una huida de la realidad sino, al contrario, la única manera de captar la complejidad vertiginosa de nuestro presente. El arte más abstracto conserva trazas de lo social precisamente en su proceso de abstracción.

Su trabajo hace eco a las reflexiones del filósofo Paul Virilio sobre la “dromosfera”, ese espacio-tiempo acelerado donde los acontecimientos se telescopan a la velocidad de la luz. En sus lienzos más recientes, como “A Mercy (after T. Morrison)” (2019), las huellas gestuales parecen ser absorbidas por un vórtice espacio-temporal, como si la pintura misma estuviera atrapada en la aceleración vertiginosa de la Historia.

Lo que hace que Mehretu sea tan importante hoy en día es que crea obras que resisten el consumo rápido de las imágenes mientras captan la energía explosiva de nuestra época. Sus pinturas no son ventanas al mundo, sino espejos deformantes que nos reflejan la complejidad aterradora del presente. Como escribió Maurice Merleau-Ponty, “el pintor aporta su cuerpo”, y Mehretu aporta el suyo con toda su historia de desplazamientos y mestizajes.

Los críticos superficiales sólo ven en su trabajo una versión sofisticada del action painting. Pero eso es pasar por alto lo esencial: Mehretu reinventa la pintura de historia para la era de las redes sociales y el cambio climático. Sus lienzos son máquinas de pensar visuales que nos obligan a reconsiderar nuestra relación con el tiempo, el espacio y el poder.

Estoy fascinada por la forma en que ella utiliza la arquitectura como metáfora del poder institucional. Los planos de edificios que ella incorpora en sus obras, desde el Coliseo romano hasta las torres de oficinas contemporáneas, son símbolos de los sistemas de control que estructuran nuestras vidas. Pero bajo su pincel, estas estructuras rígidas se disuelven en un caos controlado que evoca lo que Michel Foucault llamaba heterotopía, esos espacios otros donde las normas sociales quedan suspendidas.

Su uso magistral de la transparencia y la opacidad hace eco a las reflexiones de Édouard Glissant sobre el “derecho a la opacidad”. En sus capas sucesivas de pintura y dibujo, Mehretu crea zonas de resistencia a la claridad forzada, espacios donde el sentido permanece deliberadamente ambiguo. Es una lección política tanto como estética.

Los coleccionistas desilusionados que compran sus obras a precio de oro creen poseer un pedazo de la historia del arte contemporáneo. Lo que no entienden es que Mehretu les vende en realidad un espejo que refleja su propia complicidad con los sistemas de poder que ella deconstruye. ¡Eso es lo que llamo un golpe conceptual de vuelta!

Su reciente exposición en la Bienal de Venecia demuestra que no ha perdido nada de su radicalidad. Al contrario, su trabajo gana en urgencia a medida que el mundo se hunde en el caos. Sus nuevas pinturas sobre tela Mesh poliéster, los “TRANSpaintings”, están entre sus obras más audaces hasta la fecha. Al permitir que la luz atraviese la superficie pictórica, crea literalmente nuevos espacios de posibilidad.

Mehretu tiene una negativa obstinada a la facilidad. Ella podría haberse conformado con repetir su fórmula ganadora de los años 2000, esas pinturas arquitectónicas que hicieron su reputación. En lugar de eso, continúa experimentando, arriesgándose, empujando los límites de lo que la pintura puede decir y hacer en nuestra época.

¿Su último golpe maestro? La donación de más de dos millones de dólares al Whitney Museum para permitir el acceso gratuito a menores de 25 años. Aquí hay una artista que entiende que el arte solo tiene sentido si sigue siendo accesible para quienes más lo necesitan. Mientras algunos artistas coleccionan Ferrari, Mehretu invierte en el futuro.

Sí, sus pinturas pueden parecer intimidantes al principio, con sus capas complejas de referencias históricas y teóricas. Pero eso es precisamente lo que les da fuerza: exigen de nosotros un compromiso real, un esfuerzo de pensamiento que va más allá del consumo pasivo de imágenes. Tal vez ese sea el mayor regalo que un artista puede hacernos.

Julie Mehretu no es solo una gran artista, es una vidente que lee en las entrañas de nuestra época. Sus pinturas son mapas de navegación para un mundo que ha perdido sus referencias. Si no entiendes su trabajo, quizás sea porque no estás listo para enfrentar la verdad que revela sobre nuestro presente.

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Referencia(s)

Julie MEHRETU (1970)
Nombre: Julie
Apellido: MEHRETU
Género: Femenino
Nacionalidad(es):

  • Etiopía

Edad: 55 años (2025)

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