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Laisvyde Salciute: Narradora visual en la era del spam

Publicado el: 4 Mayo 2025

Por: Hervé Lancelin

Categoría: Crítica de arte

Tiempo de lectura: 8 minutos

Laisvyde Salciute recicla imágenes encontradas en internet y las transforma en cuentos visuales inquietantes. Su técnica minuciosa de grabado en madera transferida a lienzo crea hibridaciones entre figuras mitológicas y referentes contemporáneos, cuestionando así nuestra relación con las imágenes en la era digital.

Escuchadme bien, panda de snobs. Sé que os creéis superiores con vuestros comentarios abstrusos sobre la composición cromática de las obras colgadas en vuestros salones burgueses. Pero hoy vamos a hablar de una artista que se burla soberanamente de vuestras posturas intelectuales, mientras crea un arte que os obliga a pensar a pesar de vosotros: Laisvyde Salciute.

Esta lituana nacida en 1964 en Kaunas no es una artista convencional. Es más bien una especie de narradora visual que transforma la materia prima de nuestro mundo saturado de imágenes en algo nuevo, extraño y profundamente perturbador. Si habéis venido buscando flores bonitas o paisajes apacibles, seguid vuestro camino. Aquí estamos en un territorio donde las referencias clásicas son distorsionadas, donde los cuerpos se metamorfosean, y donde los cuentos infantiles se convierten en pesadillas para adultos.

Salciute es una artista conceptual que navega entre varios medios: pintura, instalación, fotografía, grabado, dibujo y textos literarios. Su trabajo reciente con la figura de Mélusine, criatura mítica, es particularmente revelador de su enfoque artístico. En su serie “El Paraíso de Mélusine”, crea un universo visual basado en las estadísticas bayesianas, esas fórmulas matemáticas que calculan las probabilidades cuando sólo se dispone de parte de la información.

Este enfoque matemático no es casual. Refleja perfectamente nuestra época, en la que estamos constantemente bombardeados con informaciones parciales, fragmentos de imágenes, retazos de verdades ahogadas en un océano de “spam” digital. Salciute adopta un método que denomina “ecológico”: recicla imágenes y textos encontrados en internet, los saca de su contexto original y los recompone según el principio de la paradoja. ¿El resultado? Cuentos visuales para adultos que nos presentan la realidad como una construcción artificial.

La técnica empleada por Salciute es tan singular como su visión. Para sus obras recientes, comienza grabando en madera, luego transfiere meticulosamente esta grabación a la tela con una cuchara, frotando pacientemente la pintura al óleo. Una vez seca la tela, añade capas de pintura acrílica. Este proceso laborioso, que exige una paciencia monástica, es en sí mismo una resistencia frente a la instantaneidad de nuestra era digital.

Cuando se observan “The Rape of Europe” (2019) o “Judith and Holofernes” (2019), se queda uno inmediatamente impactado por el carácter híbrido de las figuras representadas. Estos personajes con ojos luminosos y aureolas que recuerdan a iconos religiosos son en realidad avatares de Mélusine, esa figura mitológica europea que atraviesa toda su obra reciente. Salciute juega continuamente con las fronteras entre lo sagrado y lo profano, lo mitológico y lo contemporáneo, lo bello y lo grotesco.

Lo que distingue a Salciute de tantos artistas contemporáneos es su rechazo al didactismo. Ella no nos dice qué pensar, ni nos abruma con un mensaje político explícito. Al contrario, nos invita a navegar por su universo visual como por un laberinto sin una salida predeterminada. Cada espectador construye su propio relato frente a estas obras que funcionan como espejos deformantes de nuestra sociedad de consumo.

La práctica de Salciute se inscribe en una antigua tradición artística, al tiempo que es decididamente contemporánea. Su método de apropiación y desvío de imágenes preexistentes recuerda a los collages dadá, mientras que su fascinación por las figuras mitológicas evoca el simbolismo. Pero su arte está anclado en las preocupaciones de nuestra época: la hiperconexión, la sobreabundancia de imágenes, la búsqueda ilusoria de la felicidad en una sociedad consumista.

En 2021, Laisvyde Salciute fue galardonada con el Luxembourg Art Prize, prestigioso premio internacional de arte contemporáneo, confirmando el reconocimiento de su trabajo más allá de las fronteras de Lituania. Esta distinción no es más que la última de una larga lista de premios y becas que jalonan su carrera desde los años 1990.

La figura de Mélusine, recurrente en su trabajo reciente, merece que se le preste atención. Esta criatura legendaria, mitad mujer mitad serpiente, condenada a transformarse parcialmente en reptil un día por semana, porta una rica simbología. Representa la hibridez, el entre dos, la transformación permanente. Al elegirla como personaje principal de sus obras, Salciute nos habla de nuestra propia condición contemporánea: todos somos, de alguna manera, seres híbridos, tanto físicos como digitales, en constante mutación.

Si analizamos su obra a través del prisma del psicoanálisis junguiano, podemos ver en esas figuras híbridas una manifestación visual de nuestro inconsciente colectivo [1]. Jung veía en los símbolos mitológicos la expresión de estructuras psíquicas universales. La Mélusine de Salciute, con su cuerpo parcialmente serpentino, puede interpretarse como una representación del proceso de individuación, ese camino psíquico que conduce a la integración de aspectos contradictorios de nuestra personalidad.

Esta lectura psicoanalítica resulta tanto más pertinente cuanto que Salciute juega constantemente con las nociones de identidad fluida y transformación. En su serie inspirada en “Orlando” de Virginia Woolf, ya en 2012 exploraba los temas de la fluidez de género y la identidad cambiante. Como explicaba Jung, el inconsciente no es solo un receptáculo para lo reprimido, sino también una fuente creativa. Las criaturas híbridas de Salciute parecen surgir directamente de ese inconsciente creativo, confrontándonos con nuestras propias zonas oscuras.

Pero la obra de Salciute también puede leerse a través del prisma de la teoría feminista. Sus representaciones de mujeres-serpientes, mujeres-pájaros, mujeres-monstruos desafían las categorizaciones binarias y cuestionan las representaciones tradicionales del cuerpo femenino en la historia del arte. Al apropiarse de relatos mitológicos como “Judith y Holofernes” o “El rapto de Europa”, invierte las perspectivas habituales y otorga a estas figuras femeninas un nuevo poder.

En su ensayo “La risa de la Medusa”, Hélène Cixous llamaba a las mujeres a “escribir su cuerpo” para liberarse de los discursos patriarcales [2]. Salciute parece responder a ese llamado creando imágenes de cuerpos femeninos transformados, híbridos, que escapan a definiciones restrictivas. Sus Mélusines no son víctimas pasivas sino figuras activas, irónicas, que nos miran con intensidad.

Esta dimensión feminista de su trabajo es especialmente evidente en una obra como “Space” (2019), donde representa a una bailarina que se lanza como un cohete, dando simultáneamente vida a diminutos astronautas conectados a ella por un cordón umbilical. Esta imagen poderosa ilustra a la mujer contemporánea, que se espera que sobresalga profesionalmente mientras asume la maternidad. Salciute no nos propone una crítica simplista de esta doble exigencia, sino más bien una visualización surrealista y ambigua que invita a la reflexión.

El arte de Salciute también está marcado por una fuerte dimensión narrativa. Inicialmente formada como ilustradora de libros para niños (recibió en 2006 el premio IBBY al mejor libro del año para los lectores más jóvenes), ha conservado de esta práctica un marcado gusto por la narración visual. Pero sus historias para adultos son mucho más complejas y ambiguas que los cuentos tradicionales. Funcionan como acertijos visuales que cada espectador debe descifrar con sus propias herramientas intelectuales y emocionales.

Esta cualidad narrativa acerca su trabajo al de ciertos artistas que cita como fuentes de inspiración: Marcel Dzama, Barbara Kruger o Grayson Perry. Como ellos, utiliza la imagen para contar historias que van más allá del marco estrictamente visual. Su arte es “literario” en el sentido de que evoca relatos, personajes, situaciones, todo ello profundamente enraizado en la materialidad pictórica.

Su última exposición, “The Bestiary”, presentada en la galería Titanikas de Vilnius en 2024, confirma esta orientación narrativa. En esta serie, interpreta la era del Antropoceno a través del prisma de los bestiarios medievales y los gabinetes de curiosidades del Renacimiento. Allí narra historias de “ecoansiedad” y cuestiona de forma irónica la dicotomía entre cultura y naturaleza. El resultado es lo que la comisaria Laima Kreivytė llama “un zoo invertido” [3], donde criaturas bípedas y cuadrúpedas pastan sobre lienzo y papel, observadas por el ojo omnisciente de un mono, un elefante, un león o un cisne.

Este bestiario contemporáneo, donde las quimeras se han convertido en híbridos y los centauros en “cuádroberos”, es emblemático del enfoque de Salciute. Mezcla referencias científicas, esotéricas, míticas, religiosas, literarias y artísticas en un relato visual paradójico pero coherente. Es un arte que exige del espectador un compromiso activo, una disposición a explorar las múltiples capas de significado.

La ironía es un componente esencial en el arte de Salciute. Sus obras están a menudo impregnadas de un humor ácido que desactiva su potencial dramático. Esta ironía no es gratuita; funciona como una herramienta crítica que nos permite distanciarnos de las imágenes que nos bombardean diariamente. Al reciclar y desviar estas imágenes, Salciute nos ayuda a desarrollar una forma de inmunidad visual contra la contaminación informativa de nuestra época.

El arte de Laisvyde Salciute es un arte de transformación y metamorfosis. Cada una de sus obras, ya sea dibujada, pintada, grabada o animada, está en un estado de transición permanente. No solo se transforman los personajes (una mujer y una serpiente, o una mujer-serpiente), sino que las propias obras se unen y divergen, exponen sus entrañas o se ocultan tras visuales pop.

En un mundo saturado de imágenes prefabricadas y relatos simplistas, Salciute nos ofrece una experiencia visual que resiste el consumo pasivo. Su arte nos obliga a ralentizar, a observar atentamente, a cuestionar lo que vemos. Es un arte exigente, a veces perturbador, pero siempre estimulante. ¿Y no es esa la función esencial del arte contemporáneo? No para confortarnos en nuestras certezas, sino para sacudirnos, interrogarnos, transformarnos a nuestra vez.

La próxima vez que se encuentre frente a una obra como “Silencio a nuestro alrededor” o “La violación de Europa”, tómese el tiempo para mirar realmente. Observe cómo Salciute desvía las imágenes clásicas para crear algo nuevo. Fíjese en los detalles de “Judith y Holofernes”, donde su técnica meticulosa de grabado en madera y luego de transferencia sobre lienzo crea texturas únicas. Estas obras nos invitan a reflexionar sobre nuestra propia relación con las imágenes que nos rodean diariamente. Quizás esa sea la fuerza del arte de Salciute: hacernos ver nuestro mundo de manera diferente, como si de repente nos descubriéramos a nosotros mismos, en el reflejo de una pantalla de ordenador, portadores de las mismas hibridaciones y contradicciones que sus personajes medio humanos medio animales.


  1. Jung, Carl Gustav. El hombre y sus símbolos. Robert Laffont, París, 1964.
  2. Cixous, Hélène. La risa de la medusa y otras ironías. Galilée, París, 2010.
  3. Kreivytė, Laima. “El bestiario: un zoológico invertido”, texto de exposición, Academia de Bellas Artes de Vilna, 2024.
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Referencia(s)

Laisvyde SALCIUTE (1964)
Nombre: Laisvyde
Apellido: SALCIUTE
Otro(s) nombre(s):

  • Laisvydė Šalčiūtė

Género: Femenino
Nacionalidad(es):

  • Lituania

Edad: 61 años (2025)

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