Escuchadme bien, panda de snobs. Hay algo irremediablemente vital en la pintura de Cristina BanBan que nos recuerda por qué nos interesamos en el arte en primer lugar. Sus imponentes lienzos, poblados por mujeres de formas generosas y manos desmesuradas, no piden amablemente nuestra atención, la exigen con una autoridad tranquila que silencia el murmullo ambiente del mundo del arte contemporáneo.
Nacida en 1987 en El Prat de Llobregat, en la periferia de Barcelona, BanBan desarrolló su lenguaje visual distintivo a través de un recorrido geográfico que la llevó de España a Londres, y luego a Brooklyn, donde vive y trabaja actualmente. Este viaje no es casual en la formación de su estética. Hay en sus obras una tensión permanente entre el arraigo y el desplazamiento, entre la presencia monumental de los cuerpos y su fragmentación, entre la memoria y la inmediatez de la experiencia.
Los personajes femeninos que pueblan los lienzos de BanBan son a la vez familiares y extraños. Sus proporciones exageradas, esas piernas pesadas, esas manos enormes, esos pies masivos que contrastan con cabezas relativamente pequeñas, crean una disonancia visual que nos obliga a reconsiderar nuestra percepción del cuerpo femenino. Estas mujeres ocupan el espacio sin excusas, sus formas a menudo desbordando hasta los bordes del lienzo en un rechazo categórico a la restricción. Y sin embargo, a pesar de su volumen físico imponente, estas figuras poseen una intimidad y una vulnerabilidad palpables.
Hay una cualidad carnal indudable en el trabajo de BanBan. Su paleta de tonos piel, rosas, ocres y marrones evoca la sensualidad de la piel, mientras que sus enérgicos brochazos crean una tensión entre la solidez del cuerpo y su disolución inminente. Los contornos sinuosos que envuelven sus figuras funcionan en contraste con planos de color grueso, evocando la paridad entre la carne humana y la pintura al óleo que se encuentra en las obras de Willem de Kooning y Lucian Freud [1].
Lo que distingue a BanBan es su capacidad para navegar entre la figuración y la abstracción con una facilidad notable. Como ella misma explica: “Estoy entre estos dos mundos, y es apasionante porque aprendo tanto. Todo lo que quiero es divertirme en el taller. No tiene sentido si sigo repitiendo las mismas cosas” [2]. Esta oscilación entre la representación figurativa y la abstracción gestual crea una dinámica visual que mantiene sus obras en un estado de devenir permanente.
Las figuras de BanBan parecen a menudo absorbidas en su propio mundo interior. Rara vez se miran entre ellas o no encuentran directamente la mirada del espectador. Esta introspección remite al aislamiento humano impuesto por las perturbaciones sociales y políticas de los últimos años [3]. Sus desnudos a veces están salpicados de ropa interior íntima o adornados con aros de pendiente y pasadores para el cabello. Se vuelven resolutamente contemporáneas, presentando imágenes poderosas de mujeres seguras de sí mismas en sus relaciones y su espacio.
Al contemplar las obras recientes de BanBan, no podemos evitar pensar en la tradición filosófica española y su relación con el cuerpo. El filósofo José Ortega y Gasset escribió que “yo soy yo y mi circunstancia”, una afirmación que resuena profundamente con el enfoque de BanBan hacia la figura humana. Para ella, el cuerpo nunca es una entidad aislada, sino siempre situado en un contexto, impregnado de historias personales y colectivas. Sus personajes femeninos existen en un espacio liminal entre la autobiografía y el arquetipo, a menudo con rasgos de la propia artista.
Esta dimensión autobiográfica es central en el trabajo de BanBan. “Tomo mi propia imagen como punto de partida, y desarrollo lo que más me interesa”, confiesa. “La pintura es como llevar un diario, utilizo los cuerpos femeninos para representar cómo me siento o lo que veo a mi alrededor” [4]. Este enfoque hace eco de la larga tradición del autorretrato en el arte español, desde Velázquez hasta Picasso, donde el artista se posiciona simultáneamente como sujeto y objeto de la mirada.
Pero BanBan supera esta tradición fragmentando y multiplicando su propia imagen. En obras como “Cristina”, un autorretrato múltiple, se representa en diferentes etapas de su vida, creando un diálogo temporal que desafía la linealidad narrativa. Esta multiplicación del yo evoca la concepción del tiempo de Henri Bergson, para quien la duración no es una sucesión de instantes distintos sino una interpenetración continua de estados de conciencia. Las figuras superpuestas de BanBan encarnan esta concepción fluida del tiempo, donde pasado, presente y futuro coexisten en un mismo espacio pictórico.
La manera en que BanBan trabaja el medio de la pintura es tan significativa como sus temas. Su enfoque de la pintura al óleo, un medio que ha adoptado relativamente recientemente, revela una comprensión profunda de su materialidad. “Con el óleo, nunca sabes cómo va a reaccionar”, observa. “Necesitaba sentir que no estaba en control, para que pudieran ocurrir accidentes. Es tan hermoso” [5]. Esta apertura a lo imprevisible, esta voluntad de abrazar el error y el accidente como partes integrantes del proceso creativo, da a sus obras una vitalidad e inmediatez palpables.
El proceso de BanBan siempre comienza con el dibujo, una práctica que cultiva desde la infancia. “El dibujo es más como una meditación, porque me tomo el tiempo para sentarme. Es más tranquilo. La pintura es lo contrario. Es más como las entrañas”, explica [6]. Esta dualidad entre la deliberación del dibujo y la impulsividad de la pintura crea una tensión productiva que da vida a sus obras. Los contornos precisos de sus figuras están constantemente amenazados por golpes de pincel expresivos que parecen querer disolverlas en la abstracción. La transición de BanBan hacia el óleo marca un giro importante en su práctica. “El año pasado, me aburrí de mi propia pintura como si hubiera agotado algo en ella. Sentí la necesidad de dar un paso atrás y cambiar mi enfoque de la pintura, necesitaba entusiasmarme de nuevo”, confiesa [7]. Este deseo constante de cuestionarse a sí misma, de superar los límites de su práctica, es característico de una artista que se niega a descansar en sus logros.
Las influencias de BanBan son diversas, desde el anime japonés que veía de niña en la televisión catalana hasta los expresionistas abstractos estadounidenses. “Miro mucho a Willem de Kooning. Helen Frankenthaler. También me gusta Joaquín Sorolla”, revela ella [8]. Esta fusión de diversas influencias culturales, desde las tradiciones pictóricas europeas hasta la cultura popular japonesa, crea un lenguaje visual híbrido que se resiste a las categorizaciones fáciles. Pero más allá de estas influencias artísticas, tal vez sea en la literatura donde se encuentran los ecos más profundos del trabajo de BanBan. La poesía de Antonio Machado, con su meditación sobre el tiempo, la memoria y la identidad, ofrece una clave de lectura particularmente fértil para comprender su obra. El poeta escribía: “Viajero, el camino / Son las huellas de tus pies / Eso es todo; viajero, / No hay camino, / El camino se hace al andar.” Estos versos resuenan profundamente con el enfoque procesual de BanBan, para quien la pintura es menos un producto terminado que un registro de un compromiso corporal con la materia.
Esta dimensión corporal es central en el trabajo de BanBan. Ella pinta de pie, con un compromiso físico total con el lienzo. “No soy una pintora que se sienta. Soy bastante activa. Me gusta el gesto y la acción de pintar grandes lienzos”, explica ella [9]. Este enfoque performativo de la pintura inscribe su cuerpo de artista en la propia obra, creando una continuidad entre el cuerpo representado y el cuerpo que representa.
Las manos desmesuradas que caracterizan las figuras de BanBan adquieren aquí un significado particular. Se convierten en una metonimia del proceso creativo en sí mismo, una celebración del trabajo manual de la pintura en un mundo cada vez más digitalizado. “Creo que se puede decir mucho de las manos de alguien. Me atraen mucho las manos, las manos grandes. Siempre juegan un papel muy importante en la composición de mis pinturas”, observa ella [10]. Esta insistencia en las manos también evoca la tradición artesanal de la que BanBan proviene. Ella cuenta cómo su abuela, que era costurera, fue la persona que la inspiró a ser creativa. Esta filiación femenina, esta transmisión de un saber hacer manual, inscribe su trabajo en una genealogía de prácticas creativas femeninas a menudo marginadas en la historia oficial del arte.
Las mujeres que pinta BanBan son poderosas no a pesar de su corpulencia sino precisamente a causa de ella. En un contexto cultural que valora la delgadez femenina, sus figuras voluptuosas constituyen un acto de resistencia estética y política. Como ella explica: “Me gusta que sean poderosas y reales. También están en su propia cabeza, pensando en sí mismas” [11]. Esta interioridad, esta presencia a sí mismas, contrasta con la tradición del desnudo femenino en la historia del arte occidental, donde la mujer suele presentarse como objeto de la mirada masculina. Al rechazar esta objetivación, BanBan se inscribe en una línea de artistas femeninas que han usado la representación del cuerpo para cuestionar las normas de género. Como observó la crítica de arte Linda Nochlin en su ensayo fundador “¿Por qué no ha habido grandes artistas mujeres?”, las artistas mujeres han sido históricamente excluidas de las instituciones artísticas dominantes y han tenido que crear sus propios espacios y lenguajes para expresarse. BanBan participa en esta tradición de resistencia creando un espacio pictórico donde los cuerpos femeninos existen para sí mismos, liberados de la mirada masculina evaluadora.
Esta dimensión política del trabajo de BanBan es aún más poderosa porque nunca es didáctica. Surge de forma natural de su práctica, de su compromiso con la materialidad de la pintura y de su exploración de su propia experiencia vivida. Como ella misma dice: “No es que tenga una intención, pero cuando las miro, siento que todas ocupan su propio espacio, con confianza, tal como son” [12]. La cuestión del espacio es importante en el trabajo de BanBan. Sus figuras ocupan el espacio pictórico con una seguridad tranquila que desafía las convenciones de la representación femenina. Pero esta ocupación del espacio también tiene una dimensión personal y biográfica. Habiendo vivido entre España, Londres y Nueva York, BanBan es especialmente sensible a las cuestiones de pertenencia y desplazamiento. “Me mudé de Barcelona a Londres con una maleta e hice lo mismo de Londres a aquí. Me gusta el nuevo comienzo. Di todo y luego empecé de nuevo aquí”, cuenta ella [13]. Esta ligereza material contrasta con la densidad emocional y física de sus pinturas. Hay una tensión productiva entre el nomadismo de su vida personal y el arraigo corporal de sus figuras. Sus personajes femeninos parecen a la vez enraizados en su corporalidad y en estado de transición, sus contornos difusos sugiriendo una identidad en flujo constante.
Esta fluidez identitaria también está presente en el enfoque técnico de BanBan. Su reciente transición hacia una mayor abstracción refleja un deseo de liberar a la figura de restricciones narrativas demasiado explícitas. “Quería alejarme lo máximo posible de tener narrativas claras en mis pinturas, como, ‘Oh, son dos chicas, dos amigas, que hablan en la cocina’. Sabía cómo hacer eso, y en un momento dado, se volvió aburrido para mí”, explica ella [14]. Esta evolución hacia la abstracción no significa abandonar la figura humana. Al contrario, BanBan utiliza la abstracción para renovar su comprensión de la figura, para explorar sus posibilidades expresivas más allá de la simple representación narrativa. “Estoy intentando llevar la figura aún más lejos. Aprendo nuevas maneras de hacer marcas, y observo más la composición de cada pintura, los colores y la textura, que creo que están más cerca de cómo trabaja un pintor abstracto”, observa ella [15].
Las obras recientes de BanBan evidencian esta tensión productiva entre figuración y abstracción. Los cuerpos femeninos permanecen reconocibles, pero están constantemente amenazados de disolución por pinceladas expresivas y superposiciones de formas. Esta ambigüedad visual crea un espacio de interpretación abierto que invita al espectador a participar activamente en la construcción del sentido.
La dimensión temporal también es fundamental en el trabajo de BanBan. Sus figuras existen en un presente alargado, suspendido entre la memoria y la anticipación. Esta temporalidad compleja es particularmente evidente en sus obras recientes, donde los cuerpos parecen a la vez sólidamente presentes y en proceso de disolución. Esta cualidad efímera evoca la fragilidad de la experiencia corporal, su vulnerabilidad al paso del tiempo y a las fuerzas externas.
La crítica de arte Rosalind Krauss hablaba de la “condición post-medial” del arte contemporáneo, donde las fronteras tradicionales entre los medios artísticos se cuestionan constantemente. El trabajo de BanBan se inscribe en esta condición a la vez que reafirma la relevancia continua de la pintura como medio para explorar la experiencia corporal. Sus lienzos demuestran que la pintura todavía puede sorprendernos, emocionarnos y desafiarnos en un mundo saturado de imágenes digitales efímeras.
Lo que hace que el trabajo de Cristina BanBan sea tan convincente es su capacidad para negociar múltiples tensiones: entre figuración y abstracción, entre lo narrativo y lo formal, entre lo personal y lo universal. Sus figuras femeninas voluptuosas, con sus manos sobredimensionadas y miradas introspectivas, nos ofrecen una visión alternativa de la corporalidad femenina que celebra su poder y su vulnerabilidad simultáneamente. En un mundo artístico a menudo obsesionado con la novedad conceptual en detrimento del compromiso con la materialidad, BanBan nos recuerda el valor duradero de la pintura como práctica encarnada. Su obra nos invita a reconsiderar nuestra relación con el cuerpo, el nuestro y el de los demás, y a abrazar su complejidad irreductible. En esto, no solo representa el futuro de la pintura figurativa; sino que reinventivamente activa sus posibilidades para nuestra época.
- Galería Skarstedt, “Cristina BanBan: Biografía”, 2023.
- Apartamento Magazine, “Cristina BanBan”, entrevista realizada en marzo de 2021.
- Galería Skarstedt, “Cristina BanBan: Biografía”, 2023.
- Artnet News, “‘Pintar es como llevar un diario’ : La estrella emergente Cristina BanBan explora su psique retratando un mundo de dobles”, 20 de mayo de 2022.
- Juxtapoz Magazine, “Cristina BanBan : La matiz de la memoria”, entrevista realizada por Evan Pricco, 2022.
- Interview Magazine, “Cristina BanBan se está poniendo ‘cruda hasta el sentimiento’ en su nueva exposición en Londres”, entrevista realizada por Rennie McDougall, 10 de octubre de 2023.
- Juxtapoz Magazine, “Cristina BanBan : La matiz de la memoria”, entrevista realizada por Evan Pricco, 2022.
- Apartamento Magazine, “Cristina BanBan”, entrevista realizada en marzo de 2021.
- Ibid.
- Ibid.
- Ibid.
- Ibid.
- Ibid.
- Interview Magazine, “Cristina BanBan se está poniendo ‘cruda hasta el sentimiento’ en su nueva exposición en Londres”, entrevista realizada por Rennie McDougall, 10 de octubre de 2023.
- Ibid.
















