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Feng Xiao-Min: Culminación de una síntesis

Publicado el: 28 Septiembre 2025

Por: Hervé Lancelin

Categoría: Crítica de arte

Tiempo de lectura: 9 minutos

Feng Xiao-Min crea composiciones abstractas donde la gestualidad caligráfica china abraza la riqueza cromática occidental. Establecido en París desde 1988, este artista franco-chino elabora un lenguaje pictórico único que captura la duración pura frente al espectáculo natural, proponiendo una espiritualidad accesible mediante la contemplación estética.

Escuchadme bien, panda de snobs: aquí tenemos a un artista que, sin estrépito ni alboroto mediático, lleva más de tres décadas realizando una obra de notable coherencia. Feng Xiao-Min, nacido en Shanghái en 1959, establecido en París desde 1988, nos ofrece una pintura que supera las divisiones culturales para alcanzar una universalidad poética rara. Sus lienzos, saturados de luz y espacio, atestiguan una búsqueda artística auténtica, alejada de modas pasajeras y fuegos de artificio.

El hombre ha recorrido un camino singular. Formado en la tradición china de la tinta y la caligrafía desde los seis años, luego estudió en la École Nationale Supérieure des Beaux-Arts de París, donde enseñó de 1997 a 2000 antes de dedicarse exclusivamente a su creación. Esta doble formación, lejos de ser un obstáculo o una fuente de confusión, constituye la base de su originalidad. Feng Xiao-Min no busca conciliar lo inconciliable, sino extraer de cada tradición lo más esencial: la fluidez gestual de la caligrafía china y la riqueza cromática de la pintura occidental.

Sus composiciones recientes, expuestas en la Opera Gallery de Nueva York bajo el título “Sailing Through the Light”, revelan una madurez artística ejemplar. Estas veintiséis pinturas, creadas entre 2009 y 2025, muestran una evolución constante hacia la depuración y la concentración de los medios. El artista ha abandonado progresivamente los títulos descriptivos de sus obras, prefiriendo una simple nomenclatura cronológica que libera la imaginación del espectador. Esta decisión, aparentemente anodina, revela una comprensión profunda del acto pictórico como experiencia pura, libre de toda anécdota narrativa.

La duración bergsoniana en el arte de Feng Xiao-Min

La contemplación de las obras de Feng Xiao-Min convoca naturalmente el pensamiento de Henri Bergson y su concepción revolucionaria del tiempo. Donde la filosofía occidental tradicional tendía a espacializar el tiempo, a trocearlo en instantes medibles y cuantificables, Bergson desarrolla en sus “Ensayos sobre los datos inmediatos de la conciencia” [1] la noción fundamental de duración. Esta duración pura, accesible únicamente por la intuición, constituye el tiempo vivido de la conciencia, irreductible a las medidas objetivas de la ciencia.

Las pinturas de Feng Xiao-Min parecen materializar esta intuición bergsoniana. Sus lienzos no congelan un instante preciso sino que captan el flujo temporal en sí. En “Composición N°6.4.23” (2023), los azules profundos y los ocres cálidos no representan un paisaje determinado sino la experiencia misma de la duración frente al espectáculo natural. El artista no pinta el objeto sino la percepción del objeto, no el movimiento sino la conciencia del movimiento. Este enfoque concuerda perfectamente con la crítica bergsoniana de la inteligencia conceptual, incapaz de captar lo real en su movilidad creadora.

Bergson distingue el tiempo espacializado de la ciencia, sucesión de instantes yuxtapuestos, de la verdadera duración, interpenetración cualitativa de los estados de conciencia. Feng Xiao-Min realiza una distinción similar entre la representación tradicional del paisaje, catálogo de elementos identificables, y su propio enfoque, fusión intuitiva con la esencia temporal del mundo natural. Sus composiciones recientes, especialmente “Composition N°18.1.25” (2025), evocan menos un amanecer que restituyen la cualidad temporal del alba, esa duración particular donde la luz transforma progresivamente nuestra percepción del espacio.

El acto creador en Feng Xiao-Min procede por intuición bergsoniana. El artista no construye intelectualmente sus composiciones sino que se deja llevar por un impulso creativo que adopta los ritmos naturales. Él mismo declara que cada obra requiere un tiempo diferente según “el humor, la naturaleza, la temperatura”, un proceso misterioso que asocia explícitamente con la filosofía taoísta y el equilibrio del yin y el yang. Esta espontaneidad controlada corresponde exactamente a lo que Bergson llama la acción libre, aquella que emana del yo profundo sin ser determinada por causas mecánicas.

La técnica de Feng Xiao-Min, que a veces pinta en el suelo para controlar el flujo del acrílico y del agua, ilustra concretamente la primacía bergsoniana de la intuición sobre la inteligencia analítica. El artista no calcula sus efectos sino que acompaña el devenir de la materia pictórica, asociándose al proceso creador en lugar de dirigirlo autoritariamente. Este método coincide con la convicción bergsoniana según la cual el verdadero conocimiento no resulta de la aplicación de conceptos preestablecidos sino de la simpatía intuitiva con el objeto de estudio.

La recepción de las obras de Feng Xiao-Min confirma este análisis temporal. Frente a sus lienzos, el espectador experimenta una dilatación del tiempo presente, una ralentización de la conciencia que permite el acceso a esa duración pura que Bergson opone al tiempo mecanizado de la vida cotidiana. Los críticos señalan regularmente el efecto calmante de estas composiciones, su capacidad para crear un espacio de meditación en un mundo dominado por la aceleración técnica. Esta cualidad terapéutica no es accesoria sino constitutiva del arte de Feng Xiao-Min, fiel en ello a la intuición bergsoniana del papel del arte como revelador de la duración auténtica.

La evolución estilística del artista, desde sus primeras obras sobre papel de arroz montado sobre lienzo hacia sus composiciones actuales pintadas directamente con acrílico, testimonia una maduración que adopta perfectamente la concepción bergsoniana de la evolución creadora. Cada etapa de este recorrido no destruye la anterior sino que la integra en una síntesis superior, conforme a la lógica del impulso vital que conserva el pasado mientras inventa el futuro.

El espíritu de la ópera romántica francesa en la pintura contemporánea

La obra de Feng Xiao-Min mantiene afinidades profundas con la estética de la ópera romántica francesa del siglo XIX, particularmente con el espíritu revolucionario de Hector Berlioz. Esta parentesco puede sorprender dado que los campos artísticos parecen alejados, pero revela constantes de la sensibilidad francesa frente a los desafíos de la modernidad cultural.

Berlioz, compositor incomprendido en vida, desarrolla en sus obras líricas una concepción revolucionaria del arte total que supera las convenciones académicas de su época. Sus “Troyens”, creados parcialmente en 1863 solamente, proponen una síntesis inédita entre la herencia clásica y la expresión romántica moderna [2]. Esta posición equilibrista entre tradición e innovación caracteriza exactamente la aproximación de Feng Xiao-Min, heredero de la caligrafía china pero inventor de un lenguaje pictórico contemporáneo.

El paralelo se aclara cuando se considera la recepción crítica de ambos artistas. Berlioz sufre la incomprensión del establishment musical parisino, dominado por el “gran opéra” de Meyerbeer y las convenciones de la Opéra-Comique. Sus obras, consideradas demasiado innovadoras e insuficientemente espectaculares, solo encuentran su público en el extranjero, especialmente en Alemania. Feng Xiao-Min tiene un recorrido similar: sus primeras exposiciones parisinas con obras tradicionales chinas encuentran la completa indiferencia del mercado francés, obligándole a replantear radicalmente su enfoque artístico.

Esta resistencia del medio artístico francés a las propuestas estéticas originales revela una constante sociológica. Berlioz denuncia en sus escritos críticos la mediocridad complaciente de la opéra-comique francesa, “templo del aburrimiento y de los placeres comunes” según las palabras de Théophile Gautier. Feng Xiao-Min, más diplomáticamente, menciona las dificultades de adaptación cultural pero la esencia sigue siendo idéntica: el arte verdadero molesta las costumbres burguesas y requiere un trabajo paciente de educación del público.

La orquestación berlioziana, con sus innovaciones armónicas y sus exploraciones de nuevas sonoridades instrumentales, anticipa el impresionismo musical francés. Feng Xiao-Min procede de manera análoga en el ámbito pictórico, desarrollando una técnica que toma del impresionismo occidental su ciencia del color mientras conserva la fluidez gestual de la tradición china. Sus composiciones recientes, con sus juegos sutiles de transparencias y opacidades, evocan los refinamientos orquestales de la “Symphonie fantastique” o de “L’Enfance du Christ”.

La dimensión narrativa de la ópera romántica encuentra su equivalente en el arte de Feng Xiao-Min. Aunque sus lienzos son oficialmente abstractos, cuentan historias: viaje de la luz a través de los elementos, metamorfosis atmosféricas, ciclos cósmicos. El artista evoca explícitamente la imaginería de “barcos navegando por mares infinitos”, referencia que convoca inmediatamente el universo de las grandes óperas románticas francesas, desde “Guillaume Tell” de Rossini hasta “Les Troyens” de Berlioz.

Esta narrativa implícita se une a la estética del “gran opéra” francés que privilegia el efecto dramático sobre la pura virtuosidad. Feng Xiao-Min no busca la hazaña técnica gratuita sino la creación de atmósferas emocionalmente significativas. Sus cuadros funcionan como decorados operísticos, espacios imaginarios donde puede desplegarse la ensoñación del espectador. La exposición “Sailing Through the Light” transforma así la galería en un teatro lírico, cada composición constituyendo un acto de este drama cósmico que el artista nos ofrece contemplar.

La influencia del orientalismo romántico francés, desde “Lakmé” de Delibes hasta “Samson et Dalila” de Saint-Saëns, ilumina también la posición particular de Feng Xiao-Min en el panorama artístico contemporáneo. La ópera francesa del siglo XIX desarrolla una estética del exotismo que no se limita a reproducir clichés orientalistas, sino que intenta una verdadera síntesis cultural. Feng Xiao-Min realiza un procedimiento inverso pero complementario: artista oriental formado en Occidente, nos ofrece un orientalismo auténtico, despojado de proyecciones fantasmáticas europeas.

La dimensión espiritual del arte de Feng Xiao-Min, explícitamente vinculada al taoísmo, se une a las aspiraciones metafísicas de la ópera romántica francesa. Berlioz, en “La Damnation de Faust”, explora los territorios del absoluto a través de una dramaturgia que supera el marco religioso tradicional. Feng Xiao-Min propone una espiritualidad laica, accesible mediante la pura contemplación estética, que se inserta en esta tradición francesa del arte como revelación de lo sagrado.

La realización de una síntesis cultural

El arte de Feng Xiao-Min representa hoy uno de los logros más acabados de esta síntesis Oriente-Occidente que intentan desde hace más de un siglo los artistas chinos emigrados en Europa. Allí donde sus ilustres predecesores Zao Wou-ki y Chu Teh-Chun abrieron el camino, Feng Xiao-Min aporta una contribución original por su capacidad para integrar armoniosamente los logros de varias décadas de experimentación intercultural.

Su técnica actual, desarrollada tras veinte años de investigaciones pacientes, evita los escollos del sincretismo superficial. El artista no yuxtapone elementos heterogéneos, sino que crea un lenguaje pictórico auténticamente nuevo, donde la gestualidad caligráfica china se une naturalmente a la riqueza cromática occidental. Este éxito técnico solo es posible porque se basa en una comprensión profunda de ambas tradiciones culturales.

El reconocimiento internacional creciente de Feng Xiao-Min, materializado por su representación en la red mundial de la Opera Gallery y las adquisiciones museísticas de sus obras, testimonia la pertinencia de esta búsqueda artística. En una época en la que la globalización cultural produce a menudo obras estandarizadas y desprovistas de identidad, el arte de Feng Xiao-Min propone un modelo alternativo: la universalidad mediante el profundo conocimiento de lo particular cultural.

Sus composiciones más recientes, en particular las de 2024 y 2025, revelan una nueva libertad en el empleo de colores vivos y contrastes marcados. Esta evolución, lejos de traicionar sus investigaciones anteriores, las prolonga lógicamente hacia una expresividad más afirmada. El artista asume ahora plenamente su doble pertenencia cultural para producir obras de una originalidad indiscutible.

La dimensión poética de esta pintura no es un efecto accesorio sino la consecuencia natural de la exactitud del proceso artístico. Feng Xiao-Min nos ofrece imágenes del mundo que enriquecen nuestra percepción de la realidad sin deformarla. Esta autenticidad poética, rara en el arte contemporáneo usualmente dominado por la provocación o el concepto, constituye quizá la aportación más valiosa de este artista discreto pero esencial.

La obra de Feng Xiao-Min nos recuerda que la verdadera vanguardia artística no consiste en destruir el pasado sino en regenerarlo mediante un contacto renovado con las fuentes vivas de la creación. En ello, se inscribe en la más pura tradición del arte francés, de Cézanne a Matisse, al tiempo que aporta la riqueza de una sensibilidad forjada por otra civilización. Esta síntesis exitosa constituye un modelo para el arte del siglo XXI, época en la que los intercambios culturales ya no pueden contentarse con el exotismo decorativo sino que deben inventar nuevos lenguajes auténticamente universales.


  1. Henri Bergson, Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia, Félix Alcan, París, 1889
  2. Héctor Berlioz, Los Troyanos, estreno parcial en el Théâtre-Lyrique, París, 1863
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Referencia(s)

FENG Xiao-Min (1959)
Nombre: Xiao-Min
Apellido: FENG
Otro(s) nombre(s):

  • 冯骁鸣 (Chino simplificado)
  • 馮驍鳴 (Chino tradicional)
  • Feng Xiaoming

Género: Masculino
Nacionalidad(es):

  • China
  • Francia

Edad: 66 años (2025)

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