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Titus Kaphar desgarra el velo de la Historia

Publicado el: 17 Enero 2025

Por: Hervé Lancelin

Categoría: Crítica de arte

Tiempo de lectura: 8 minutos

En su taller de New Haven, Titus Kaphar transforma la pintura en herramienta de investigación histórica. Sus lienzos recortados, doblados y reconstruidos se convierten en intervenciones quirúrgicas en nuestra memoria colectiva, revelando verdades largamente ocultas de nuestro pasado.

Escuchadme bien, panda de snobs. Si aún pensáis que el arte contemporáneo se reduce a instalaciones digitales llamativas y performances conceptuales oscuras, es hora de conocer a Titus Kaphar, nacido en 1976 en Kalamazoo, Míchigan. Aquí hay un artista que hace temblar los cimientos mismos de la historia del arte occidental con la precisión quirúrgica de un neurocirujano y la audacia de un revolucionario.

En su taller de New Haven, Kaphar no se conforma con pintar. Diseca, recorta, tuerce y transforma el lienzo como Nietzsche deconstruía los valores tradicionales en su “Genealogía de la moralidad”. Así como el filósofo alemán cuestionaba los fundamentos mismos de la moralidad occidental al exponer su genealogía compleja y a menudo perturbadora, Kaphar ataca con ferocidad metódica las narrativas históricas dominantes, que haría palidecer a los más ardientes deconstructivistas. Su enfoque no es el de un simple iconoclasta que busca chocar a su público. No, su trabajo es el de un arqueólogo meticuloso que, capa tras capa, revela las estratos enterradas de nuestra historia colectiva.

Tomemos su obra magistral “Behind the Myth of Benevolence” (2014). Esta representación de Thomas Jefferson no es solo un retrato histórico revisitado. El lienzo, parcialmente plegado como una cortina que se tira, revela detrás de la imagen del presidente estadounidense el retrato perturbador de Sally Hemings, esa mujer reducida a esclavitud que fue madre de seis de sus hijos. Este gesto artístico radical no es solo una provocación, es una brillante ilustración del concepto hegeliano de la dialéctica del amo y el esclavo. El lienzo plegado que revela a Hemings se convierte en la manifestación física de la tensión entre lo visible y lo invisible en nuestra historia nacional, entre el poder y la sumisión, entre la verdad oficial y la realidad oculta. El genio de Kaphar es hacer que esta dialéctica no solo sea visible sino tangible, palpable en la materialidad misma de su obra.

Esta capacidad de materializar conceptos filosóficos complejos en la misma carne de sus cuadros es una de las señas de identidad de Kaphar. En su serie “The Jerome Project”, alcanza alturas vertiginosas de perspicacia social y política. Partiendo de una investigación personal sobre su padre encarcelado, descubre decenas de otros hombres que comparten el mismo nombre, todos presos. Entonces crea una serie de retratos dorados con hoja de oro, que sumerge parcialmente en alquitrán. La altura del alquitrán corresponde al tiempo que cada sujeto ha pasado en prisión. Esta serie hace eco de manera impactante a las reflexiones de Michel Foucault sobre el sistema carcelario en “Vigilar y castigar”. El alquitrán que cubre estos rostros no es solo una metáfora del borrado social, es una manifestación tangible de lo que Foucault llamaba el “poder disciplinario”, esa fuerza invisible que marca y transforma los cuerpos que controla.

Sus intervenciones sobre la superficie pictórica no se limitan al alquitrán. Su técnica de “blanqueamiento”, donde cubre parcialmente a sus sujetos con pintura blanca, como en “Yet Another Fight for Remembrance” (2014), constituye otro ejemplo contundente de su capacidad para transformar la técnica pictórica en comentario social. Esta obra, creada en respuesta a las manifestaciones en Ferguson, muestra a manifestantes parcialmente borrados por estelas de pintura blanca. No es simplemente una innovación estilística, sino un acto de resistencia visual que recuerda el pensamiento de Walter Benjamin sobre la naturaleza política del arte. Al borrar parcialmente a sus sujetos mientras los hace paradójicamente más visibles, Kaphar crea lo que Benjamin habría llamado una “imagen dialéctica”, una imagen que despierta al espectador de su complacencia histórica.

La técnica del blanqueamiento adquiere una dimensión especialmente conmovedora en “Analogous Colors” (2020), obra que apareció en la portada de Time Magazine tras el asesinato de George Floyd. Una madre negra, con el rostro marcado por el dolor, sostiene en sus brazos un espacio vacío recortado en el lienzo, la silueta ausente de su hijo. Esta obra conmovedora nos recuerda que la historia del arte occidental ha ignorado durante mucho tiempo la representación de las madres negras, a diferencia de las innumerables madonas blancas que pueblan nuestros museos. Kaphar corrige esta omisión mientras subraya trágicamente la persistente vulnerabilidad de los niños negros en nuestra sociedad contemporánea.

En “Space to Forget”, expuesta en la National Gallery of Art, Kaphar lleva aún más lejos su exploración de la representación racial en la historia del arte. Parte de una pintura de estilo barroco que representa una escena doméstica aparentemente anodina. Pero al recortar y manipular el lienzo, revela las jerarquías raciales implícitas en la obra original. Las figuras blancas dominantes son literalmente arrancadas de la composición, dejando que los personajes negros, previamente relegados al fondo, ocupen finalmente el centro de la imagen. Esta intervención quirúrgica en la carne del cuadro no es un simple efecto visual, es una reescritura física de la historia del arte.

Los recortes y manipulaciones de Kaphar nunca son gratuitos. Cada incisión en el lienzo es como un bisturí que abre las heridas no cicatrizadas de nuestro pasado colectivo. En “The Cost of Removal” (2017), expuesta en el Crystal Bridges Museum of American Art, transforma un paisaje bucólico en un comentario desgarrador sobre el desplazamiento forzoso de los pueblos indígenas. El lienzo, recortado y doblado como las páginas de un libro de historia arrancado violentamente, nos obliga a confrontar las verdades que preferimos ignorar. Es como si Kaphar hubiera tomado la noción de “reescritura de la historia” al pie de la letra, creando obras que son literalmente testimonios visuales de nuestro pasado colectivo.

Esta noción de “reescritura de la historia” es central en su trabajo, especialmente evidente en su instalación monumental “The Vesper Project” (2013). Esta obra inmersiva combina pintura, escultura y arquitectura para contar la historia ficticia de una familia afroamericana del siglo XIX que “pasa” por blanca. Las paredes, cubiertas de fragmentos de papel pintado victoriano, están rasgadas para revelar otras capas históricas debajo. Se integran retratos en las paredes, algunos parcialmente cubiertos o borrados, creando un diálogo complejo entre pasado y presente, memoria y olvido.

La potencia del trabajo de Kaphar radica en su capacidad para transformar el acto de mirar en un acto de revisión histórica. No se limita a crear imágenes, nos enseña a ver de otra manera. Sus intervenciones sobre la superficie pictórica se convierten en metáforas de nuestro propio trabajo de reexamen histórico. Cada cuadro es una invitación a repensar lo que creemos saber, a cuestionar las narrativas dominantes con la misma rigurosidad que un filósofo que deconstruye un argumento falaz.

La serie “From a Tropical Space” (2019) marca una evolución significativa en su práctica. Estos cuadros de colores vivos e inquietantes muestran madres negras cuyos hijos han sido literalmente recortados del lienzo, dejando siluetas vacías. El cielo rosa tóxico y las palmeras esqueléticas crean una atmósfera de ciencia ficción distópica que contrasta con el realismo de las figuras. Esta serie trasciende la simple crítica histórica para abordar las ansiedades contemporáneas en torno a la maternidad negra en una sociedad donde los niños de color siguen siendo particularmente vulnerables.

En su película “Exhibiting Forgiveness” (2024), Kaphar extiende su exploración al medio cinematográfico. Esta obra semi-autobiográfica, que sigue a un artista confrontado con la reaparición de su padre toxicómano, demuestra que su búsqueda de la verdad histórica es inseparable de una búsqueda personal de reconciliación. La película, al igual que sus cuadros, rechaza soluciones fáciles y resoluciones simplistas, prefiriendo explorar la complejidad de las relaciones humanas y los traumas intergeneracionales.

Su compromiso va más allá de su práctica artística personal. En 2018, cofundó NXTHVN, una incubadora artística innovadora en New Haven que ofrece becas y mentoría a artistas, curadores y estudiantes de color. Esta iniciativa demuestra su comprensión de que la transformación del arte no puede realizarse únicamente en el lienzo, sino que también debe ocurrir en las estructuras institucionales que sostienen la creación artística.

En su mundo, la pintura no es un simple medio, es una herramienta de investigación histórica, un instrumento de verdad que recorta, revela y reconstruye nuestra comprensión del pasado. Sus obras no se limitan a representar la historia, la desmontan, la examinan y la reconstruyen con una precisión que haría sonrojar a un relojero suizo. Cada cuadro se convierte en un sitio de confrontación entre los relatos oficiales y las verdades suprimidas, entre la memoria colectiva y los olvidos sistemáticos.

Si el arte contemporáneo aún tiene un papel que desempeñar en nuestra sociedad (y les aseguro que lo tiene), es precisamente el que Kaphar le asigna: no simplemente representar o comentar nuestro mundo, sino participar activamente en su transformación. Sus obras no son objetos para contemplar pasivamente en el silencio acolchado de las galerías, son intervenciones quirúrgicas en el cuerpo mismo de nuestra historia cultural. Al recortar, doblar, borrar y reconstruir sus lienzos, Kaphar nos muestra que la historia no es un relato fijo sino un proceso continuo de revisión y reevaluación.

La virtuosidad técnica de Kaphar es indudable, pero es su capacidad para combinar este dominio formal con una profunda reflexión conceptual lo que lo convierte en uno de los artistas más importantes de su generación. Su trabajo nos recuerda que el arte puede ser tanto estéticamente poderoso como socialmente comprometido, formalmente innovador e intelectualmente riguroso. Demuestra que la pintura, lejos de ser un medio agotado, aún puede ser una herramienta poderosa para interrogar nuestro presente y reimaginar nuestro futuro.

Así que la próxima vez que se crucen con esos snobs que piensan que el arte contemporáneo no es más que una gran broma conceptual, o que la pintura es un medio obsoleto, muéstrenles el trabajo de Kaphar. Y si aún no lo entienden, probablemente estén demasiado ocupados admirando su reflejo en los espejos dorados de sus certezas para ver la verdad que estas obras revelan. Porque Kaphar no nos ofrece simplemente cuadros para contemplar, nos da herramientas para repensar nuestra relación con la historia, con la representación y con la verdad misma.

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Referencia(s)

Titus KAPHAR (1976)
Nombre: Titus
Apellido: KAPHAR
Género: Masculino
Nacionalidad(es):

  • Estados Unidos

Edad: 49 años (2025)

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