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Zhao Zhao: Territorios y temporalidades

Publicado el: 16 Agosto 2025

Por: Hervé Lancelin

Categoría: Crítica de arte

Tiempo de lectura: 8 minutos

Zhao Zhao explora las mutaciones culturales contemporáneas a través de una práctica artística poliforme que interroga la memoria colectiva. Este artista chino nacido en Xinjiang navega entre la pintura, la escultura y la instalación para revelar las tensiones entre la tradición milenaria y la modernidad urbana en una China en plena transformación.

Escuchadme bien, panda de snobs: en el panorama artístico contemporáneo chino, Zhao Zhao se impone como uno de los creadores más singulares de su generación. Nacido en 1982 en Xinjiang, este artista poliforme navega entre tradiciones milenarias e innovaciones radicales, forjando un lenguaje plástico que interroga tanto como trastorna nuestras certezas estéticas.

La obra de Zhao Zhao se despliega en una multiplicidad de medios que desafía todo intento de categorización. Pintura, escultura, instalación, performance: el artista rechaza deliberadamente el encasillamiento estilístico, reivindicando esta versatilidad como un manifiesto. “Hacer tantas obras es justamente para no tener estilo”, declaraba en 2014 [1]. Esta posición testimonia un enfoque artístico donde la forma sigue imperativamente la necesidad expresiva, donde cada proyecto llama a su propia gramática visual.

La estética baudeleriana de la modernidad

Las creaciones de Zhao Zhao mantienen correspondencias profundas con el pensamiento baudeleriano de la modernidad. Charles Baudelaire definía esta como “lo transitorio, lo fugaz, lo contingente, la mitad del arte, cuya otra mitad es lo eterno e inmutable” [2]. Esta tensión dialéctica irriga toda la producción de Zhao Zhao, particularmente manifiesta en sus series recientes dedicadas a las construcciones temporales y a los objetos de memoria.

En sus instalaciones como “Control”, donde calabazas naturales son constreñidas por moldes durante su crecimiento, el artista materializa este enfrentamiento entre lo orgánico y lo artificial. Estas esculturas en mármol blanco de Carrara traducen plásticamente la idea baudeleriana según la cual la belleza moderna nace de la coexistencia de lo natural y lo construido. La serie revela cómo la intervención humana, bajo el pretexto de perfeccionamiento, altera irremediablemente la esencia originaria de las formas vivas.

El artista prolonga esta reflexión en “La Escalera de China”, instalación monumental compuesta por escaleras tradicionales de bambú reproducidas en mármol. Estos objetos híbridos encarnan la metamorfosis baudeleriana de lo cotidiano en arte: la herramienta utilitaria se convierte en escultura contemplativa, lo efímero vegetal alcanza la perpetuidad mineral. Zhao Zhao opera así una transmutación poética que eleva lo prosaico al rango de sublime, revelando la belleza oculta en los objetos más familiares.

Este enfoque se enriquece con una dimensión temporal mayor. Como Baudelaire captaba “lo eterno en lo transitorio”, Zhao Zhao congela momentos de transformación para revelar su alcance universal. Sus pinturas de la serie “Color rosa” testimonian esta propuesta: los melocotones y flores representados oscilan entre floración y descomposición, entre vida y muerte, cristalizando en la materia pictórica la esencia fugaz de la existencia.

La modernidad baudelairiana encuentra en Zhao Zhao una traducción contemporánea que integra las especificidades de la condición china actual. El artista capta las mutaciones sociales y culturales de su época para extraer de ellas una poesía nueva, una belleza inédita nacida de la confrontación entre el legado tradicional y las realidades urbanas. Esta capacidad de transformar la observación sociológica en creación artística constituye uno de los aspectos más notables de su trabajo.

La resonancia de Jung de los arquetipos colectivos

La obra de Zhao Zhao también se nutre de las estructuras profundas del inconsciente colectivo teorizadas por Carl Gustav Jung. El uso recurrente de símbolos universales, la escalera, la montaña, el huevo y el animal, revela una conciencia aguda de los arquetipos que gobiernan el imaginario humano. Estos motivos, lejos de ser simples referencias iconográficas, funcionan como activadores de la memoria colectiva.

La instalación “Météorites” ilustra perfectamente esta dimensión relativa a Jung. Al exponer fragmentos de asteroides en estuches de algodón, Zhao Zhao convoca el arquetipo del cosmos originario, esa fascinación primitiva por los objetos procedentes del cielo. Estas piedras extraterrestres se convierten en depositarias de una memoria anterior a la humanidad, testigos de un tiempo cósmico que supera nuestra comprensión. El artista actualiza así el arquetipo jungiano del “Sí mismo cósmico”, esa parte del inconsciente que nos conecta con lo universal.

La serie de las “Étoiles” continúa esta exploración arquetipal al asociar pintura gestual y referencias astronómicas. Los lienzos presentan cúmulos coloridos que evocan simultáneamente las nebulosas estelares y las estructuras celulares. Esta ambivalencia visual activa el arquetipo del “mandala”, símbolo jungiano de totalidad psíquica donde macrocosmos y microcosmos se encuentran.

Los autorretratos múltiples del artista revelan otra faceta de este enfoque de Jung. Al representarse según diferentes estilos y expresiones, Zhao Zhao explora las múltiples facetas del “Sí mismo”, esa instancia psíquica que, según Jung, integra consciente e inconsciente. Cada autorretrato se convierte en una “persona” diferente, revelando la complejidad identitaria del individuo contemporáneo.

Esta dimensión arquetipal se enriquece con una especificidad cultural china que complejiza el análisis según Jung. Los “bols Jian” que colecciona y recrea Zhao Zhao funcionan como arquetipos localizados, portadores de una memoria colectiva específicamente china. Estos objetos milenarios actualizan el arquetipo del “vaso”, símbolo jungiano de receptividad y transformación espiritual, conservando al mismo tiempo su identidad cultural particular.

El artista demuestra así cómo las estructuras universales del inconsciente colectivo se articulan con las especificidades históricas y geográficas. Esta síntesis entre el universalismo de Jung y el particularismo cultural constituye una de las dimensiones más sofisticadas de su trabajo, revelando a un creador capaz de pensar simultáneamente en lo local y en lo universal.

La transgresión creadora

Más allá de estas afiliaciones teóricas, el arte de Zhao Zhao se caracteriza por una dimensión transgresora asumida. Desde sus primeros gestos artísticos, el artista manifiesta una voluntad de ruptura con las convenciones establecidas. Esta postura crítica no responde a una provocación gratuita sino a una necesidad expresiva profunda, a una necesidad visceral de cuestionar el orden social y artístico.

Sus intervenciones en el espacio público, como la extracción de fragmentos de obras en museos europeos para crear nuevas piezas, evidencian este enfoque subversivo. El artista no se limita a criticar la institución artística: la subvierte, la reapropria, la transforma en material creativo. Esta actitud revela una concepción del arte como fuerza activa de transformación social más que como simple comentario estético.

La serie “Contrôle” prolonga esta reflexión crítica interrogando los mecanismos de normalización social. Al mostrar cómo la naturaleza puede ser constreñida y deformada por la intervención humana, Zhao Zhao traza un paralelo implícito con los procesos de control social que moldean a los individuos. La obra funciona como una metáfora de la estandarización contemporánea, revelando cómo la búsqueda de la perfección puede llevar a la destrucción de la autenticidad.

Esta dimensión crítica también se expresa en su relación con las tradiciones artísticas chinas. Lejos de rechazarlas, Zhao Zhao las reactiva desplazándolas a contextos contemporáneos. Sus investigaciones sobre los cuencos Jian ilustran este enfoque: el artista no se limita a reproducir estos objetos milenarios, los reinventa según una estética contemporánea que revela su modernidad oculta.

El anclaje territorial

La obra de Zhao Zhao mantiene vínculos profundos con su territorio de origen, Xinjiang. Esta región fronteriza, encrucijada histórica entre Oriente y Occidente, impregna su creación con una sensibilidad particular hacia las cuestiones de identidad cultural y mestizaje. El “Proyecto Taklamakan” constituye la ilustración más conseguida: al transportar arena del desierto a espacios de exposición, el artista realiza un desplazamiento geográfico que cuestiona las nociones de pertenencia y exilio.

Esta dimensión territorial no se limita a una nostalgia geográfica. Revela una conciencia aguda de los desafíos geopolíticos contemporáneos, especialmente visibles en el contexto de la “Nueva Ruta de la Seda”. Las obras de Zhao Zhao cuestionan así las transformaciones económicas y culturales que configuran Asia Central, revelando las tensiones entre modernización y preservación de las identidades locales.

Las “Semillas” de su última exposición reflejan esta renovada preocupación territorial. Al representar semillas de bodhi, el artista convoca simultáneamente la dimensión espiritual budista y la realidad botánica. Estas obras funcionan como metáforas de la germinación cultural, sugiriendo cómo las tradiciones pueden renacer en contextos nuevos.

Este enfoque revela un artista consciente de su posición de intermediario cultural. Radicado entre Pekín y Los Ángeles, Zhao Zhao encarna a esta generación de artistas chinos que navegan entre varios mundos, asumiendo una identidad múltiple que enriquece su creación. Esta experiencia de movilidad geográfica nutre una reflexión sobre la universalidad de las formas artísticas y su capacidad para circular entre culturas.

El arraigo territorial en Zhao Zhao no responde entonces al regionalismo sino a una estrategia artística que utiliza la especificidad local para alcanzar la universalidad. Esta actitud se inscribe en una antigua tradición artística china que valora el enraizamiento como condición para la elevación espiritual. El artista actualiza esta concepción adaptándola a las realidades de la globalización contemporánea.

El arte de Zhao Zhao se revela así como una síntesis notable entre herencias culturales e innovaciones contemporáneas. Su capacidad para articular referencias occidentales y tradiciones chinas, enfoques conceptuales y saberes artesanales, posición crítica y sensibilidad poética, le convierte en uno de los creadores más significativos de su generación. En un mundo en mutación permanente, su obra ofrece claves de comprensión esenciales para aprehender las transformaciones de nuestra época.

Su trabajo reciente sobre los cuencos Jian ilustra perfectamente este enfoque sintético. Al combinar investigación histórica, creación contemporánea y reflexión estética, el artista demuestra cómo la creación artística puede renovar nuestra relación con el patrimonio cultural. Este proceder revela a un creador maduro, capaz de superar las oposiciones estériles entre tradición y modernidad para forjar un lenguaje artístico verdaderamente contemporáneo.


  1. “Zhao Zhao: Hacer tantas obras, es precisamente para no tener un estilo”, Tianjin Art Network, 2014
  2. Charles Baudelaire, “El pintor de la vida moderna”, 1863
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Referencia(s)

ZHAO Zhao (1982)
Nombre: Zhao
Apellido: ZHAO
Otro(s) nombre(s):

  • 趙趙 (Chino simplificado)

Género: Masculino
Nacionalidad(es):

  • China

Edad: 43 años (2025)

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