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Martes 18 Noviembre

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DeeKay Kwon: Filosofía del píxel

Publicado el: 3 Noviembre 2025

Por: Hervé Lancelin

Categoría: Crítica de arte

Tiempo de lectura: 9 minutos

DeeKay Kwon crea animaciones digitales que capturan los momentos universales de la existencia humana. A través de un estilo minimalista inspirado en los videojuegos retro, este artista surcoreano explora el tiempo, la memoria y las relaciones humanas en obras vendidas a coleccionistas internacionales por sumas considerables.

Escuchadme bien, panda de snobs: si todavía creéis que la animación digital es solo una sucesión de imágenes coloreadas destinadas a entretener a las masas incultas, DeeKay Kwon está aquí para daros una lección de humildad. Este artista surcoreano, nacido en 1989, pasó una década puliendo su arte en los templos corporativos de Google y Apple antes de emanciparse para crear obras que cuestionan nuestra relación con el tiempo, la existencia y la condición humana contemporánea. Su trayectoria es la de un hombre que supo escapar de las cadenas doradas del salario para abrazar una libertad creativa total. Desde 2021, DeeKay construye un universo visual donde se entremezclan la simplicidad de los videojuegos retro y la complejidad existencial de nuestras vidas modernas. Sus animaciones, vendidas a coleccionistas como Cozomo de’ Medici por más de un millón de dólares, no son simples productos comerciales: son meditaciones visuales sobre nuestro paso efímero por este mundo.

La obra de DeeKay encuentra un eco particular en el pensamiento del filósofo francés Henri Bergson, que consagró su vida a repensar el concepto de tiempo. En L’Évolution créatrice, Bergson establece una distinción fundamental entre el tiempo medible de la ciencia y la duración vivida por la conciencia [1]. Para el filósofo, el tiempo científico es una espacialización artificial que fragmenta la existencia en instantes discontinuos, mientras que la duración auténtica es un flujo continuo donde pasado, presente y futuro se entrelazan indisolublemente. Esta visión encuentra una ilustración impactante en la animación Life and Death de DeeKay, donde un personaje atraviesa todas las etapas de la existencia en treinta segundos. El artista no se limita a yuxtaponer momentos aislados: crea una continuidad fluida donde cada fase de la vida lleva en sí las huellas de lo que fue y los gérmenes de lo que será. La mariposa amarilla que guía al niño al comienzo de la obra reaparece simbólicamente a lo largo del recorrido, encarnando esa memoria propia de Bergson que atraviesa y unifica toda la existencia.

La concepción de Bergson sobre la duración se opone radicalmente a la medición objetiva del tiempo por los relojes. Bergson demuestra que la conciencia no vive en un tiempo matemático sino en una duración cualitativa donde los instantes se funden unos con otros. DeeKay capta intuitivamente esta distinción cuando anima la rutina repetitiva del trabajador urbano en Busy Boy. Los movimientos circulares del personaje que va del sueño a la oficina y de la oficina al sueño no representan una simple sucesión cronológica: expresan la experiencia vivida de una temporalidad alienante donde cada día se suma al anterior para formar una masa pesada de monotonía. Esta representación corresponde a lo que Bergson denomina en La Pensée et le Mouvant la “duración que se contrae o se expande” según nuestro estado psicológico [2]. El tiempo del trabajador exhausto se alarga interminablemente, mientras que los momentos de felicidad familiar en las obras de DeeKay pasan en un suspiro.

La animación Hands of Time lleva aún más lejos esta reflexión. DeeKay representa literalmente manos que manipulan momentos de vida como objetos, ilustrando nuestra relación moderna con la temporalidad: intentamos desesperadamente captar, retener, controlar un tiempo que se nos escapa inexorablemente. Esta materialización del tiempo corresponde exactamente a lo que Bergson critica como una espacialización abusiva de la duración. Transformamos el flujo vivo de nuestra existencia en una sucesión de puntos fijos, de instantes fotografiables, de recuerdos digitales almacenados en nuestros dispositivos. DeeKay escenifica esta tensión contemporánea entre el flujo natural de la vida y nuestra obsesión por su conservación artificial. Sus personajes corren, saltan, caen y se levantan en un movimiento perpetuo que rechaza la fijación mortífera del instante congelado.

La filosofía de Bergson encuentra también una resonancia en la representación del envejecimiento en DeeKay. El filósofo insiste en que envejecer no es simplemente sumar años sino acumular una duración interior que enriquece y transforma continuamente al ser. En Life and Death, el personaje no envejece por una simple acumulación de edad: se convierte progresivamente en lo que su pasado ha hecho de él. Cada experiencia se integra en su propia sustancia, modificando su manera de moverse, de mirar el mundo, de interactuar con su entorno. Esta visión orgánica del tiempo vivido se opone a la concepción mecanicista de una vida dividida en tramos de edad estandarizados. DeeKay comprende que la duración no es un contenedor vacío donde se desarrollan los eventos, sino la sustancia misma de nuestra existencia consciente.

La creación artística en sí misma en DeeKay se inscribe en esta temporalidad propia de Bergson. Sus animaciones no se construyen imagen por imagen de manera puramente técnica: surgen de una intuición creadora que capta de un solo impulso la totalidad del movimiento a representar. Este enfoque corresponde a lo que Bergson llama la intuición, esa facultad de coincidir con el objeto de conocimiento en lugar de diseccionarlo analíticamente. Cuando DeeKay anima una carrera, un salto, una caída, no calcula mecánicamente la trayectoria: siente el movimiento desde dentro y lo restituye en su continuidad viva. Es esta capacidad para captar la duración real la que da a sus obras su potencia emocional. Reconocemos en sus personajes no a marionetas articuladas sino a seres animados por el mismo aliento de la vida.

La segunda dimensión esencial de la obra de DeeKay reside en su concepción de la animación como arte de lo real. Aquí se establece un diálogo inesperado con la filosofía creativa de Hayao Miyazaki, el maestro japonés de la animación. Miyazaki afirma que “la animación puede representar mundos ficticios, pero creo sin embargo que debe tener en su corazón un cierto realismo. Aunque el mundo representado sea una mentira, la astucia consiste en hacerlo lo más real posible” [3]. Esta exigencia de realismo dentro de la misma ficción anima también el trabajo de DeeKay. Sus personajes estilizados, reducidos a su esencia gráfica mínima, llevan paradójicamente una carga de autenticidad superior a muchas representaciones hiperrealistas. La simplificación formal en DeeKay no es un empobrecimiento sino una concentración: al eliminar los detalles superfluos, expone la esencia misma de los gestos, las emociones, las situaciones humanas.

Esta búsqueda de lo real a través de la estilización se une a la tradición de la animación japonesa, de la cual DeeKay es el heredero indirecto. Miyazaki insiste en que el animador debe “fabricar una mentira que parezca tan real que los espectadores piensen que el mundo representado podría eventualmente existir”. DeeKay precisamente logra esta hazaña en obras como I Love NY o Quarantine Life. Sus Nueva York estilizadas, sus apartamentos minimalistas, sus personajes geométricos crean una sensación de familiaridad inmediata. Reconocemos nuestras propias experiencias en estas representaciones depuradas precisamente porque capturan la esencia psicológica y emocional de situaciones universales. El realismo de DeeKay no es fotográfico sino fenomenológico: representa no la apariencia externa de las cosas sino la forma en que las vivimos interiormente.

La técnica de animación de DeeKay, desarrollada durante sus años en Apple y Google, también manifiesta esta búsqueda de lo real a través del artificio digital. A diferencia de las producciones industriales que multiplican los efectos visuales para deslumbrar al espectador, DeeKay privilegia una economía de medios que sitúa el movimiento y la emoción en el centro de la obra. Este enfoque minimalista recuerda los principios de Miyazaki sobre la importancia del movimiento auténtico en la animación. Cada gesto en DeeKay tiene un peso, una inercia, una trayectoria que respetan las leyes físicas y psicológicas del movimiento humano. Cuando sus personajes caen, caen verdaderamente. Cuando corren, sentimos el esfuerzo en la cadencia de sus pasos. Esta atención al detalle cinético transforma formas geométricas simples en seres vivos que respiran, se esfuerzan y se regocijan.

La relación de DeeKay con la tecnología digital en sí misma es interesante. Allí donde Miyazaki expresa su desconfianza hacia la animación asistida por ordenador, temiendo que deshumanice la creación artística, DeeKay representa a una generación que creció con estas herramientas y las adapta a una visión humanista. Su uso de After Effects y los programas de motion design nunca busca la hazaña técnica gratuita sino siempre la expresión de una verdad emocional. Esta domesticación de la tecnología al servicio del ser humano responde a las preocupaciones recurrentes de Miyazaki sobre los peligros de la técnica deshumanizada. DeeKay demuestra que es posible crear una animación digital profundamente humana, donde la herramienta no borra la mano del artista sino que la amplifica.

Los temas recurrentes en la obra de DeeKay, como la familia, el paso del tiempo, el equilibrio entre trabajo y vida personal y la nostalgia de la infancia, revelan una sensibilidad que supera las fronteras culturales. Sus obras Destiny, Yin Yang, Lovers’ Quarrel exploran las relaciones humanas con una sutileza que evita el sentimentalismo fácil. Así como Miyazaki rechaza a los antagonistas unidimensionales en favor de personajes moralmente complejos, DeeKay presenta situaciones donde se mezclan alegría y tristeza, éxito y fracaso, conexión y soledad. Esta matiz emocional eleva su trabajo más allá del entretenimiento para convertirlo en una verdadera exploración de la condición humana a principios del siglo XXI.

Nos enfrentamos, por tanto, a un artista que rechaza las facilidades de su época. DeeKay Kwon no busca ni la viralidad gratuita ni el espectáculo vacío que caracterizan a tantas producciones digitales contemporáneas. Su filosofía, expresada en sus propias palabras “el arte es para todos”, revela una ambición democrática rara en el mundo elitista del arte digital. Sin embargo, esta accesibilidad no se obtiene bajando el nivel, sino elevándose hacia lo universal. Combinando el rigor conceptual heredado de Bergson, la exigencia formal inspirada por Miyazaki y su propia sensibilidad de artista transcultural, DeeKay crea obras que hablan simultáneamente al corazón y a la mente.

Su trayectoria personal, de inmigrante coreano a diseñador en Silicon Valley y luego de empleado a creador independiente, infunde a su arte una autenticidad que no puede ser simulada. Cuando DeeKay anima el cansancio del trabajador urbano, no se trata de una observación externa sino de un conocimiento íntimo de esta alienación moderna. Cuando celebra las alegrías simples de la vida familiar, toma de su propia experiencia como hijo, hermano y hombre que ha tenido que navegar entre dos culturas, dos continentes, dos modos de existencia.

El futuro dirá si DeeKay Kwon ingresará en el panteón de los grandes innovadores de la animación digital. Las ventas espectaculares de sus obras, el interés de salas de subastas como Christie’s y Sotheby’s, el reconocimiento de sus pares sugieren que su influencia solo crecerá. Pero más allá del éxito comercial y crítico, lo que verdaderamente importa es la capacidad de sus obras para tocar a millones de personas en todo el mundo, hacerles sentir la belleza frágil de la existencia, recordarles que bajo la superficie agitada de nuestras vidas contemporáneas late un corazón humano incorruptible. En un mundo saturado de imágenes vacías y contenidos desechables, DeeKay nos ofrece algo raro: instantes de eternidad capturados en el flujo implacable del tiempo digital. Esta es su verdadera hazaña, y es considerable.


  1. Henri Bergson, L’Évolution créatrice, París, Presses universitaires de France, 1907
  2. Henri Bergson, La Pensée et le Mouvant, París, Presses universitaires de France, 1934
  3. Hayao Miyazaki, citado en Far Out Magazine, junio de 2022
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Referencia(s)

Deekay KWON (1989)
Nombre: Deekay
Apellido: KWON
Otro(s) nombre(s):

  • DeeKay
  • 권동욱 (Coreano)

Género: Masculino
Nacionalidad(es):

  • Corea del Sur

Edad: 36 años (2025)

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