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Derek Fordjour: La vulnerabilidad coreografiada

Publicado el: 10 Febrero 2025

Por: Hervé Lancelin

Categoría: Crítica de arte

Tiempo de lectura: 7 minutos

En su taller neoyorquino, Fordjour crea obras que nos confrontan con una verdad fundamental: la vulnerabilidad no es una debilidad, sino una condición universal de la existencia. Sus personajes, atletas, artistas de circo, majorettes, están involucrados en una performance perpetua.

Escuchadme bien, panda de snobs, es hora de hablar de Derek Fordjour (nacido en 1974), ese artista que transforma la precariedad en poesía y el papel de periódico en oro. No el oro de los especuladores, sino el de los alquimistas, aquellos que comprenden que el verdadero valor reside en la transformación. En su universo artístico, cada capa de material se convierte en una capa de significado, cada rasgadura en una revelación, cada performance en una meditación sobre nuestra condición común.

Fordjour no es un simple pintor, es un arquitecto de la vulnerabilidad, un coreógrafo de la incertidumbre. En su taller del Bronx, orquesta una sinfonía visual donde el cartón se vuelve precioso y el papel de periódico se convierte en piel sensible. Su técnica es tan compleja como una fuga de Bach: acumula hasta diez capas de materiales sobre sus lienzos, creando una topografía accidentada que desafía la planitud tradicional de la pintura. El Financial Times, con su característico tono salmón, se convierte en su medio preferido, una elección que no es casual. Este diario, biblia del capitalismo mundial, se recicla, transforma y subvierte para convertirse en el sustrato de una reflexión sobre el valor, el rendimiento y la precariedad.

Tomemos “SCORE” (2023), su última exposición en la Petzel Gallery. El título mismo es una partitura semántica con múltiples entradas: marcar puntos, llevar la cuenta, componer música, excavar una superficie. Esta polisemia resuena con el enfoque multidimensional de Fordjour. En esta exposición, crea un ecosistema artístico completo donde la pintura, la escultura, la instalación y la performance se responden y enriquecen mutuamente.

La instalación “Wunderkammer” es particularmente reveladora de su pensamiento. En dos niveles, representa una crítica institucional sutil pero mordaz. En la planta superior, vitrinas lujosas presentan esculturas sofisticadas en una atmósfera apacible y controlada. En el sótano, performers accionan laboriosamente los mecanismos que animan los dioramas de arriba. Esta división espacial recuerda a la teoría marxista de la infraestructura y la superestructura, pero Fordjour la reinventa para nuestra época de espectáculo permanente.

En “CONfidence MAN” (2023), un hombre negro elegantemente vestido sostiene globos multicolores. La obra juega con la ambigüedad del término “confidence”: confianza y estafa se entrelazan en una danza compleja. El impecable traje del personaje hace eco de los “zoot suits” de los años 1940, esos trajes llamativos que eran tanto una afirmación de estilo como un acto de resistencia cultural. ¿Son los globos que sostiene símbolos de aspiración o boyas salvavidas? Esta ambivalencia recuerda las reflexiones de Franz Fanon sobre las máscaras que llevan los colonizados, esas performances cotidianas de supervivencia y resistencia.

La performance está en el centro de la obra de Fordjour, no solo como temática sino como condición existencial. En “Arena” (2023), crea un espacio de performance circular con un suelo de tierra apisonada y gradas de madera. Dos veces al día, bailarines dirigidos por la coreógrafa Sidra Bell ejecutan una partitura de movimientos que explora las tensiones entre vulnerabilidad individual y fuerza colectiva. Esta obra responde a las teorías de Antonin Artaud sobre el teatro de la crueldad, donde la performance se convierte en un ritual de transformación.

La música de Hannah Mayree, del Black Banjo Reclamation Project, acompaña estas performances, agregando una dimensión sonora que ancla la obra en una tradición de resistencia cultural. El banjo, instrumento de origen africano apropiado por la cultura blanca estadounidense, recupera aquí sus raíces mientras crea algo decididamente contemporáneo. Esto es lo que Stuart Hall llamaría un momento de articulación cultural, donde pasado y presente se encuentran para crear nuevas posibilidades de significado.

Los atletas que pueblan sus lienzos no son simples figuras en movimiento. En “Swimming Lessons” (2023), Fordjour transforma una escena de aprendizaje de la natación en una meditación sobre la transmisión y la supervivencia. El agua, elemento ambivalente de peligro y liberación, se convierte en un medio de transformación. Esta obra dialoga con las teorías de Gaston Bachelard sobre la imaginación material del agua, al mismo tiempo que hace referencia a la compleja historia del acceso a las piscinas públicas en la América segregada.

Su serie sobre los jockeys negros es particularmente poderosa en la manera de entrelazar historia y alegoría contemporánea. Estas obras recuerdan la edad de oro de los jockeys afroamericanos a finales del siglo XIX, y luego su exclusión sistemática de los hipódromos estadounidenses. En “The Second Factor of Production” (2021), los jockeys están atrapados en un movimiento perpetuo, sus siluetas se multiplican como en una cronofotografía de Étienne-Jules Marey. Esta repetición rítmica evoca el concepto deleuziano de diferencia y repetición, donde cada iteración aporta una variación sutil pero significativa.

El proceso creativo de Fordjour es en sí mismo una performance de vulnerabilidad controlada. Cada capa que añade corre el riesgo de ahogar lo que se encuentra debajo. Cada incisión que practica amenaza la integridad de la superficie. Esta tensión entre construcción y destrucción recuerda el concepto japonés del kintsugi, donde las grietas de un objeto se resaltan con oro en lugar de ser ocultadas. En Fordjour, las roturas y rasguños de la superficie se convierten en revelaciones, puntos de entrada hacia verdades más profundas.

En “Chorus of Maternal Grief” (2020), aborda la cuestión del duelo colectivo a través de una serie de retratos de madres en duelo, desde Mamie Till-Mobley hasta Tamika Palmer. Esta obra hace eco de las plañideras de la tragedia griega, esas mujeres cuya lamentación pública daba voz al dolor colectivo. Pero Fordjour va más lejos: transforma esas figuras de dolor en íconos de resistencia y dignidad.

Las paletas de color de Fordjour vibran con una intensidad casi alucinatoria, creando armonías inesperadas que desafían las convenciones cromáticas tradicionales. En “Sonic Boom” (2023), su fresco monumental para el MOCA de Los Ángeles, los colores explotan como una fanfarria visual, transformando la fachada del museo en una celebración de la tradición de las bandas universitarias históricamente negras.

Su enfoque del espacio es igualmente innovador. En “SHELTER” (2020), su instalación en el Contemporary Art Museum de Saint-Louis, creó un entorno inmersivo hecho de chapa ondulada y tierra apisonada, donde el sonido de la lluvia era simulado por un ingenioso sistema mecánico. Esta obra transformaba el espacio aséptico del museo en un lugar de precariedad controlada, obligando a los visitantes a negociar físicamente con la inestabilidad del terreno.

La dimensión pedagógica de su trabajo no debe ser subestimada. Profesor en la Yale School of Art y antiguo titular de la cátedra Alex Katz en Cooper Union, Fordjour entiende la importancia de la transmisión. Su proyecto reciente, Contemporary Arts Memphis, tiene como objetivo crear oportunidades para jóvenes artistas procedentes de comunidades desfavorecidas. Esta iniciativa hace eco de las reflexiones de Joseph Beuys sobre el papel social del artista y sobre el arte como fuerza de transformación social.

El trabajo de Fordjour con las marionetas, especialmente en “Fly Away” (2020), añade otra dimensión a su exploración de la performance y el control. Colaborando con el titiritero Nick Lehane, crea espectáculos que cuestionan las dinámicas de poder y autonomía. Estas performances recuerdan las teorías de Heinrich von Kleist sobre el teatro de marionetas, donde la gracia nace paradójicamente del abandono del control consciente.

Su reciente exposición “Magic, Mystery & Legerdemain” (2022) en la David Kordansky Gallery continúa esta reflexión sobre la ilusión y el poder. Inspirándose en la historia de los magos negros estadounidenses como Black Herman, Fordjour explora la magia como metáfora del privilegio social: ¿quién tiene el derecho de engañar en público? ¿Quién puede suspender la incredulidad de su audiencia? Estas preguntas resuenan con los análisis de W.E.B. Du Bois sobre la “doble consciencia” de los afroamericanos.

En sus instalaciones más recientes, Fordjour lleva aún más lejos la exploración de los límites entre lo real y la ilusión. “Score” integra actuaciones en vivo que difuminan las fronteras entre espectador y participante. Este enfoque recuerda los experimentos del Bauhaus, donde el arte, la performance y la arquitectura se fusionaban para crear experiencias totales. Pero donde el Bauhaus buscaba la utopía modernista, Fordjour abraza la complejidad y la incertidumbre de nuestra época.

La obra de Fordjour nos invita a replantear fundamentalmente nuestra relación con la vulnerabilidad. En un mundo obsesionado con las apariencias de fuerza y control, nos recuerda que nuestra humanidad reside precisamente en nuestra capacidad para reconocer y abrazar nuestra fragilidad común. Como escribió Édouard Glissant, la relación con el mundo pasa por la aceptación de nuestra propia opacidad, de nuestras propias zonas de sombra e incertidumbre.

Al transformar materiales modestos en obras de una complejidad deslumbrante, al coreografiar la precariedad para convertirla en una danza de resistencia y celebración, Fordjour crea un arte que es a la vez profundamente personal y universalmente resonante. Sus obras no son ventanas a un mundo ideal, sino espejos que nos devuelven nuestra propia imagen, con todas sus grietas y bellezas. Su trabajo nos recuerda que la vulnerabilidad compartida puede ser nuestra mayor fortaleza.

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Referencia(s)

Derek FORDJOUR (1974)
Nombre: Derek
Apellido: FORDJOUR
Género: Masculino
Nacionalidad(es):

  • Estados Unidos

Edad: 51 años (2025)

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