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Geng Jianyi o el arte de diseccionar lo banal

Publicado el: 17 Octubre 2025

Por: Hervé Lancelin

Categoría: Crítica de arte

Tiempo de lectura: 11 minutos

Geng Jianyi explora los mecanismos ocultos de nuestra existencia diaria descomponiendo los gestos más banales. Este artista conceptual chino revela la absurdez de nuestras convenciones sociales mediante un enfoque clínico que vacía lo ordinario de su evidencia natural, cuestionando los automatismos de la modernidad urbana.

Escuchadme bien, panda de snobs: Geng Jianyi (1962-2017) no fue uno de esos artistas que busca deslumbrar a las multitudes con golpes de efecto espectaculares. Este pionero del arte conceptual chino, figura principal de la Nueva Ola de 1985, pasó más de tres décadas desmontando los mecanismos más banales de nuestra existencia cotidiana con la minuciosidad de un relojero y la ironía mordaz de un observador extraterrestre. Su obra, de una simplicidad engañosa, revela las absurdeces de nuestras convenciones sociales sometiéndolas a una mirada clínica que las despoja de su evidencia natural.

El artista desarrolló muy pronto esta capacidad inquietante de transformar lo ordinario en extraordinario, no mediante ninguna operación de embellecimiento, sino mediante un proceso inverso de deconstrucción sistemática. En sus Formularios y Certificados (1988), donde distribuye cuestionarios ficticios a los participantes de una conferencia de arte de vanguardia, Geng Jianyi ya revela este enfoque particular que consiste en emplear las mismas herramientas de la administración para denunciar su arbitrariedad. Esta obra emblemática funciona como un espejo dirigido a las instituciones artísticas, revelando su propensión a la burocracia incluso en el corazón de sus pretensiones revolucionarias.

El eco literario de Cortázar

El enfoque de Geng Jianyi encuentra un eco sorprendente en la obra del escritor argentino Julio Cortázar, particularmente en su colección Historias de cronopios y de famas (en francés Cronopes et Fameux) (1962) [1]. Así como el artista chino descompone la acción de aplaudir en tres etapas precisas en Tres Tiempos de Aplausos (1994) o detalla las siete fases para vestirse en Siete Tiempos para Vestirse (1991), Cortázar propone sus famosas “Instrucciones para llorar” o “Instrucciones para subir una escalera”. Esta afinidad no es fortuita: revela una sensibilidad común hacia la absurdez de nuestros automatismos diarios.

En Cortázar, estas instrucciones insignificantes tienen como objetivo despertar nuestra conciencia adormecida frente a los gestos mecánicos de la existencia. El escritor argentino detalla con un falso serio “la manera correcta de llorar”, precisando que “los llantos medios u ordinarios consisten en una contracción general del rostro, en un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos” y que “la duración media del llanto es de tres minutos” [1]. Esta disección clínica de la emoción revela la absurdez de querer codificar lo incodificable, transformando el acto espontáneo en una actuación ridícula.

Geng Jianyi realiza un enfoque similar cuando descompone el aplauso, gesto social por excelencia, en secuencias fotográficas acompañadas de indicaciones musicales. Este enfoque analítico de lo cotidiano revela la dimensión teatral de nuestros comportamientos más naturales. El artista chino, al igual que Cortázar, nos confronta con la extrañeza fundamental de nuestros rituales sociales privándolos de su automatismo tranquilizador.

La ironía de Cortázar reside en la contradicción entre la precisión pseudo-científica de sus instrucciones y la imposibilidad manifiesta de reducir la experiencia humana a protocolos. Geng Jianyi explota esa misma contradicción cuando propone “instrucciones” para actos tan simples como vestirse o aplaudir, revelando que la cultura quizás no sea más que una colección de convenciones arbitrarias. El artista chino lleva esta lógica aún más lejos al declarar: “Enseñar a las personas cómo realizar actos cotidianos responde a una intención particular; una vez que los actos ‘están cultivados’, significa que se ha perdido el instinto”.

Esta comunidad de visión entre el escritor argentino y el artista chino se arraiga en una comprensión compartida de la modernidad como alienación. Ambos captan que nuestras sociedades contemporáneas tienden a codificar, normalizar e institucionalizar hasta los gestos más íntimos, privando al individuo de su espontaneidad originaria. Sus obras respectivas funcionan como reveladores de esta mecánica social, restituyendo una parte de libertad simplemente al hacer visible lo invisible.

La dimensión lúdica presente en ambos artistas no debe ocultar la profundidad de su interrogante filosófico. Cuando Cortázar inventa a sus Cronopios, seres fantásticos que “tiran los sellos que les parecen feos” o “mojan una tostada en sus lágrimas naturales”, plantea de manera implícita la cuestión de la normalidad social. De igual modo, cuando Geng Jianyi organiza sus colaboraciones participativas como ¿Quién es él? (1994), donde investiga la identidad de un visitante misterioso interrogando a sus vecinos, pone en cuestión nuestros mecanismos de identificación social y de construcción de la otredad.

Este enfoque antropológico de la vida cotidiana revela en ambos creadores una fascinación común por los mecanismos de construcción del sentido social. Comparten la intuición de que el arte puede servir como instrumento para revelar las convenciones tácitas que rigen nuestras existencias. Sus obras respectivas funcionan como experimentos mentales que nos obligan a reconsiderar la evidencia engañosa de nuestras costumbres.

Simmel y la sociología de las formas

La obra de Geng Jianyi encuentra otra resonancia conceptual en la sociología de Georg Simmel (1858-1918), particularmente en su teorización de las relaciones entre el individuo y las formas sociales modernas [2]. El sociólogo alemán desarrolla un análisis de la modernidad que ilumina singularmente la aproximación artística de Geng Jianyi, especialmente en su comprensión de los mecanismos de objetivación cultural y sus efectos en la subjetividad individual.

Simmel teoriza lo que llama la “tragedia de la cultura”, proceso por el cual las producciones humanas adquieren una autonomía que acaba imponiéndose a los propios individuos. Esta dinámica encuentra una ilustración impactante en la instalación Usine d’Eau du Robinet (1987/2022) de Geng Jianyi, obra laberíntica donde los visitantes se convierten simultáneamente en observadores y observados a través de aperturas recortadas en los tabiques. Esta instalación materializa literalmente el concepto de acción recíproca (Wechselwirkung) de Simmel, principio fundamental según el cual la sociedad nace de la interacción constante entre individuos.

Para Simmel, la modernidad se caracteriza por una creciente intelectualización de las relaciones sociales, fenómeno que analiza especialmente en su estudio de la vida urbana. El sociólogo observa que el habitante de las metrópolis desarrolla una “actitud de reserva” como mecanismo de protección psicológica frente a la sobrecarga sensorial del entorno urbano [2]. Este análisis encuentra un eco notable en la serie Visage (2001) de Geng Jianyi, donde el artista utiliza papel fotosensible para crear retratos fantasmales, reducidos a los rasgos mínimos necesarios para la identificación facial.

Esta reducción de la individualidad a sus componentes esenciales revela la misma preocupación que la de Simmel respecto a los efectos de la diferenciación social moderna. El sociólogo alemán muestra cómo la economía monetaria libera al individuo de las dependencias personales tradicionales al mismo tiempo que lo somete a nuevas formas de objetivación. Geng Jianyi explora esta tensión en sus obras participativas donde solicita la colaboración del público, como en Besoins de la Réalité Négative (1995), proyecto en el que recoge y exhibe los desechos arrojados por sus colegas artistas en residencia.

La noción de forma social en Simmel encuentra una aplicación concreta en el enfoque metodológico de Geng Jianyi. El artista chino desarrolla lo que denomina el método del “50 por ciento”, según el cual el artista realiza solo la mitad de la obra, dejando al público la tarea de completar su significado mediante su participación. Esta concepción revela una comprensión intuitiva del carácter fundamentalmente relacional de la vida social, principio central de la sociología en Simmel.

Simmel analiza cómo las formas sociales adquieren una lógica propia que puede entrar en conflicto con las aspiraciones individuales. Esta tensión aparece claramente en la práctica artística de Geng Jianyi, particularmente en sus obras que usan códigos administrativos y burocráticos. Cuando distribuye falsos certificados de participación artística o cuando organiza exposiciones en torno a criterios aparentemente arbitrarios como “26 de noviembre de 1994 como motivo” (1994), el artista revela el absurdo de las lógicas institucionales al mismo tiempo que demuestra su poder de estructuración social.

La sociología de Simmel también ilumina la dimensión temporal de la obra de Geng Jianyi. El sociólogo alemán insiste en el carácter procesual de la socialización, concebida como “acción de una sociedad en proceso de ser” en lugar de como estructura fija. Esta visión dinámica corresponde exactamente al enfoque de Geng Jianyi, quien prefiere los procesos a los resultados, las interacciones a los objetos acabados. El artista chino estipula además en su testamento que no se debe organizar ninguna exposición individual en los cinco años siguientes a su muerte, revelando su aguda conciencia de la dimensión temporal necesaria para la maduración del sentido artístico.

El análisis del individualismo moderno de Simmel permite comprender la posición singular de Geng Jianyi en el panorama artístico chino contemporáneo. Como señala el sociólogo alemán, la modernidad produce un nuevo tipo de individualidad, ya no definida por la pertenencia a grupos tradicionales sino por la intersección única de distintos círculos sociales. Esta concepción de la individualidad como punto de convergencia de múltiples relaciones corresponde a la práctica colaborativa de Geng Jianyi, que hace de cada obra el resultado de interacciones específicas con diversos participantes.

El arte como revelador social

La originalidad de Geng Jianyi reside en su capacidad para transformar la investigación sociológica en una experiencia estética. Sus obras funcionan como dispositivos experimentales que revelan los mecanismos habitualmente invisibles de la construcción social. Este enfoque encuentra su forma más acabada en ¿Quién es él? (1994), una investigación meticulosa sobre la identidad de un visitante desconocido realizada con los vecinos del artista. Esta obra ejemplifica el método de Geng Jianyi: transformar una situación banal en un revelador de los procesos de identificación social.

La instalación Usine d’Eau du Robinet, realizada en 2022 según los planos de 1987, materializa esta ambición de crear situaciones donde los roles sociales convencionales se ponen en cuestión. Los visitantes experimentan concretamente la reversibilidad de las posiciones de observador y observado, descubriendo mediante la experiencia directa la relatividad de estas categorías aparentemente fijas. Esta obra funciona como una metáfora del circuito de distribución urbana: el agua filtrada vuelve a aguas residuales para ser filtrada nuevamente, así como los individuos alternan constantemente entre los roles de espectador y espectáculo en el espacio social moderno.

La dimensión crítica de este enfoque no reside en una denuncia explícita sino en la revelación de la arbitrariedad de las convenciones sociales. Cuando Geng Jianyi fotografía sombras sobre el agua (Sombra de Agua, 2000-2001) o documenta la existencia de personas ordinarias a través de sus fotos de identidad (Seguramente Ella, 1998/2012), revela la fragilidad de los signos con los que construimos nuestras identidades sociales. Estas obras plantean la cuestión fundamental de qué constituye la existencia social de un individuo: ¿es el reconocimiento institucional, la mirada del otro, o algo inasible que escapa a toda codificación?

La ironía de Geng Jianyi, nunca agresiva pero siempre presente, revela las contradicciones de nuestra época. Sus Libros Artesanales (1990-2006), volúmenes hechos a mano que exploran los procesos de reproducción y fabricación manual, cuestionan nuestra relación con lo auténtico en una sociedad de producción en masa. Estos objetos híbridos, ni del todo libros ni del todo esculturas, materializan las tensiones entre producción industrial y creación individual, entre normalización y singularidad.

El enfoque colaborativo desarrollado por Geng Jianyi revela una comprensión profunda de los desafíos democráticos del arte contemporáneo. Al rechazar la posición de autor único para situarse como organizador de experiencias colectivas, el artista cuestiona las jerarquías tradicionales del mundo artístico. Esta postura encuentra su expresión más radical en sus actividades docentes en la Academia China de Bellas Artes, donde desarrolló una pedagogía basada en el principio de que “el arte puede ser aprendido pero no puede ser enseñado”.

Esta filosofía educativa revela la coherencia profunda de la obra de Geng Jianyi. El artista no busca transmitir habilidades técnicas sino despertar en sus estudiantes una sensibilidad crítica hacia las convenciones artísticas y sociales. Este enfoque corresponde exactamente a la función que sus obras cumplen para el público: no entregar mensajes preestablecidos sino crear las condiciones para una toma de conciencia individual.

El legado de Geng Jianyi en el arte contemporáneo chino supera ampliamente sus realizaciones individuales. Abrió un camino artístico que permite cuestionar las transformaciones sociales sin caer en la denuncia política directa ni en el esteticismo decorativo. Esta posición intermedia, particularmente delicada de mantener en el contexto chino, testimonia la inteligencia estratégica del artista tanto como su profundidad conceptual.

Sus últimas obras, realizadas en Japón en 2016 a partir de pulpa de papel, revelan una evolución hacia una materialidad más directa, como si el artista hubiera querido tocar con los dedos la propia sustancia de sus preocupaciones conceptuales. Estas piezas, de una simplicidad formal radical, condensan treinta años de investigación sobre las relaciones entre forma y contenido, proceso y resultado, individuo y colectivo.

El arte de Geng Jianyi nos enseña que la crítica social más eficaz no pasa necesariamente por la confrontación directa sino por el desplazamiento sutil de la mirada. Al transformar lo ordinario en extraordinario mediante la simple operación de la atención artística, revela los mecanismos habitualmente invisibles de nuestra existencia social. Su obra funciona como un revelador fotográfico que hace aparecer las estructuras latentes de nuestra cotidianidad, obligándonos a reconsiderar la evidencia engañosa de nuestros hábitos.

Esta capacidad de volver extraño lo familiar constituye quizá la contribución más valiosa de Geng Jianyi al arte contemporáneo. En una época marcada por la aceleración de las transformaciones sociales y la creciente estandarización de los comportamientos, su obra nos recuerda la importancia de mantener viva nuestra capacidad de asombro ante el mundo que nos rodea. Nos invita a cultivar esa “inquietante extrañeza” de lo cotidiano que solo puede preservarnos del adormecimiento de la conciencia crítica.

Geng Jianyi nos legó así un método tanto como una obra: aquel que consiste en tomarse en serio la aparente futilidad de nuestros gestos cotidianos para descubrir en ellos los desafíos profundos de nuestra condición moderna. En esto, Geng Jianyi se impone como uno de los observadores más penetrantes de su época, un antropólogo del presente cuyas descubrimientos continúan iluminando nuestra comprensión de las sociedades contemporáneas.


  1. Julio Cortázar, Cronopios y Famas, traducido por Laure Guille-Bataillon, París, Gallimard, 1968.
  2. Georg Simmel, Sociología. Estudios sobre las formas de la socialización, traducido por Lilyane Deroche-Gurcel y Sibylle Muller, París, PUF, 1999.
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Referencia(s)

GENG Jianyi (1962-2017)
Nombre: Jianyi
Apellido: GENG
Otro(s) nombre(s):

  • 耿建翌 (Chino simplificado)

Género: Masculino
Nacionalidad(es):

  • China

Edad: 55 años (2017)

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