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Kotao Tomozawa: El arte de la disolución del yo

Publicado el: 21 Enero 2025

Por: Hervé Lancelin

Categoría: Crítica de arte

Tiempo de lectura: 5 minutos

En sus cuadros monumentales, Kotao Tomozawa captura la esencia de nuestra época ansiógena donde la autenticidad se ahoga en un océano de imágenes artificiales. Sus retratos, sumergidos en una sustancia gelatinosa con reflejos cautivadores, transforman la inquietud en sublime.

Escuchadme bien, panda de snobs, es hora de hablar de una artista que trastorna nuestras certezas sobre el arte contemporáneo con la consistencia de una sustancia viscosa. Kotao Tomozawa, nacida en 1999 en Burdeos, encarna esa fascinante paradoja de una artista que transforma el malestar en sublime, la sofocación en liberación.

¿Creéis conocer el arte contemporáneo? Permitidme contaros cómo esta joven franco-japonesa, armada con slime y una sensibilidad visceral, redefine nuestra relación con el autorretrato. En sus lienzos monumentales, donde los rostros se disuelven bajo capas de materia translúcida, Tomozawa no solo pinta, captura la esencia misma de nuestra época angustiante, donde la autenticidad se ahoga en un océano de imágenes artificiales.

A primera vista, sus obras pueden parecer un simple juego estético: retratos hiperrealistas sumergidos por una sustancia gelatinosa con reflejos cautivadores. Pero no os dejéis engañar. Cada cuadro es una inmersión vertiginosa en lo que Roland Barthes llamaba el “punctum”, ese detalle conmovedor que atraviesa al espectador. Excepto que aquí, el punctum no es un detalle, es la sustancia misma que invade el lienzo, como una metáfora líquida de nuestra relación problemática con la identidad.

Tomemos su obra reciente “Slime CXCⅦ” (2024), donde la artista se representa en un estado entre tormento y éxtasis. Esta pieza recuerda las “Metamorfosis” de Ovidio, donde los cuerpos se transforman bajo la influencia de fuerzas divinas. Pero en Tomozawa, la transformación no es un castigo divino, es un acto voluntario de borrado y renacimiento. La artista relata cómo, agotada por las redes sociales y su incesante flujo de imágenes, un día se cubrió espontáneamente de slime. Este gesto, aparentemente absurdo, se ha convertido en el fundamento de su práctica artística.

Este enfoque hace eco del pensamiento de Maurice Merleau-Ponty sobre la fenomenología de la percepción. En “El ojo y el espíritu”, el filósofo escribe: “Es prestando su cuerpo al mundo que el pintor cambia el mundo en pintura”. Tomozawa toma esta idea al pie de la letra: ella presta literalmente su cuerpo a la experiencia del slime, transformando una sensación física de asfixia en una liberación pictórica. Sus lienzos no representan simplemente a una persona cubierta de materia viscosa, encarnan ese momento preciso en que el ser se disuelve en la sensación pura.

El otro aspecto característico de su trabajo reside en el uso recurrente de su muñeca de la infancia, Ruki-chan. Esta figura, que aparece en muchas de sus obras como “Slime XCIX” (2021), no es un simple accesorio nostálgico. Funciona como lo que Walter Benjamin llamaba una “imagen dialéctica”, un objeto que concentra en sí pasado y presente, personal y universal. Al cubrir a Ruki-chan con slime, Tomozawa no se limita a revisitar su infancia; explora los límites entre lo animado y lo inanimado, lo familiar y lo extraño, en un enfoque que evoca el concepto freudiano de “extrañeza inquietante”.

Los críticos superficiales dirán que su trabajo no es más que una variación sobre el tema de la identidad fluida, tan querido en nuestra época. Pero eso es pasar por alto lo esencial. Lo que Tomozawa pone en escena no es tanto la fluidez de la identidad como la experiencia física de la desaparición y la resurgencia del yo. Cuando describe el momento en que se cubrió de slime por primera vez, sin poder respirar, sintiendo el tiempo disolverse, toca algo más profundo que la simple performance artística.

Su trayectoria es tan fascinante como sus obras. Se graduó en la Universidad de las Artes de Tokio en 2024 tras recibir el premio Kume en 2019 y el premio Ueno Geiyū en 2021. Sus exposiciones individuales se suceden a un ritmo vertiginoso, de Tokio a Hong Kong, cada una marcando una evolución en su práctica. Su última exposición, “Reflexión”, presentada en N&A Art SITE, marca un giro significativo en su uso de la luz natural, introduciendo motivos acuáticos que parecen bailar sobre los rostros de sus muñecas.

Lo que hace que su trabajo sea especialmente relevante hoy en día es que transforma la ansiedad colectiva en experiencia estética. Mientras nuestro mundo está saturado de imágenes digitales y filtros de Instagram, donde cualquiera puede modificar su apariencia con un solo clic, Tomozawa elige un enfoque radicalmente físico. Se impone una experiencia límite, cubrirse de slime hasta la asfixia, para crear obras que hablan de la autenticidad a través de su aparente negación.

La técnica que emplea es tan notable como su concepto. Sus pinturas al óleo demuestran un dominio excepcional de las texturas y la translucidez. Cada cuadro es una hazaña técnica donde la materia pictórica en sí misma parece viva, en movimiento constante. Los reflejos que captura no son simples efectos decorativos, crean una tensión permanente entre superficie y profundidad, presencia y ausencia.

Su colaboración con su madre, Mimiyo Tomozawa, dentro del dúo “Tororoen”, añade otra dimensión a su trabajo. Esta relación artística madre e hija evoca lo que Julia Kristeva teoriza en “Poderes del horror” sobre lo abyecto y lo materno. Las obras de Kotao pueden verse como una negociación compleja con la herencia materna, donde el slime se convierte en un medio que permite simultáneamente la conexión y la separación.

Sus últimas obras, inspiradas por sus viajes por India y Tailandia, introducen una nueva paleta cromática influida por la luz natural. Esta evolución muestra a una artista que, lejos de conformarse con una fórmula ganadora, continúa explorando y empujando los límites de su práctica.

Tomozawa representa una nueva generación de artistas que no se limitan a comentar sobre nuestra época, sino que la encarnan físicamente en su práctica. Sus obras no son ventanas al mundo, sino experiencias sensoriales que nos enfrentan a nuestros propios límites. En un mundo donde el arte digital y los NFT vacíos de sentido amenazan con desmaterializar completamente la experiencia artística, su trabajo nos recuerda la importancia crucial del cuerpo y la sensación física.

Su éxito fulgurante, sus obras se venden instantáneamente desde su presentación, podría hacer temer una comercialización excesiva de su práctica. Pero Tomozawa mantiene una integridad artística notable, continuando experimentando y tomando riesgos. Cada nueva exposición revela a una artista que profundiza su investigación en lugar de simplemente responder a las expectativas del mercado.

Kotao Tomozawa no es solo una artista que pinta retratos o su muñeca con slime; ella es una creadora que redefine nuestra comprensión de lo que puede ser un autorretrato en la era digital. Su trabajo nos recuerda que en un mundo cada vez más virtual, la experiencia física y la sensación corporal siguen siendo fuentes irreemplazables de verdad artística.

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Referencia(s)

Kotao TOMOZAWA (1999)
Nombre: Kotao
Apellido: TOMOZAWA
Otro(s) nombre(s):

  • 友沢こたお (Japonés)

Género: Femenino
Nacionalidad(es):

  • Francia
  • Japón

Edad: 26 años (2025)

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