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Liu Dawei: La poesía visual entre alma y tinta

Publicado el: 4 Marzo 2025

Por: Hervé Lancelin

Categoría: Crítica de arte

Tiempo de lectura: 12 minutos

Liu Dawei domina tanto el gongbi minucioso como el xieyi expresivo, creando una síntesis única entre la milenaria tradición china y la sensibilidad contemporánea. Sus obras capturan la esencia de los paisajes mongoles y la profundidad psicológica de sus sujetos.

Escuchadme bien, panda de snobs, voy a hablaros de un artista que pretendéis conocer pero del que probablemente no sabéis nada. Liu Dawei no es uno de vuestros pequeños favoritos occidentales que descubrís en una bienal de moda, es una institución viva del arte contemporáneo chino. Nacido en 1945 en Weifang, provincia de Shandong, este coloso presidió la Asociación de Artistas de China durante diez años, de 2008 a 2018, y tiene un currículum vitae que haría palidecer de envidia a la mayoría de vuestros ídolos [1].

La obra de Liu Dawei podría ser una de las manifestaciones más sutiles del matrimonio entre la tradición milenaria y la modernidad en el arte chino actual. Su pintura es como un beso robado entre el pasado y el presente, respetuosa con los ancestros pero decididamente orientada hacia el futuro. A diferencia de aquellos artistas chinos que eligieron abandonar completamente las técnicas tradicionales para integrarse en el molde occidental, Liu permanece fiel a su herencia cultural mientras la enriquece con influencias contemporáneas. ¡Qué magnífico descaro!

Liu Dawei ha logrado esta síntesis gracias a un recorrido atípico. De niño, desarrolló un interés temprano por la pintura y estudió caligrafía con su abuelo. Tras sus estudios en la Universidad Normal de Mongolia Interior, a finales de los años 60 fue asignado como operario ajustador en una fábrica de semiconductores en Baotou. ¡Una situación kafkiana pero sumamente formativa! En los años 70, se convirtió en redactor artístico y periodista en el Baotou Daily, antes de ser admitido en la Academia Central de Bellas Artes en 1978 [2]. Este recorrido caótico, marcado por los vaivenes de la historia china, le permitió adquirir una mirada única, ni del todo académica ni completamente autodidacta.

Si me detengo en la técnica de Liu Dawei, es porque encarna perfectamente lo que yo llamaría una “filosofía de la hibridación controlada”. Su dominio de las técnicas tradicionales chinas, especialmente la pintura con tinta y pincel, se combina con un conocimiento profundo de los principios occidentales de composición y perspectiva. Esta fusión no es un simple ejercicio estilístico, sino una verdadera reflexión sobre la identidad cultural y artística china frente a la globalización.

Observad sus obras como “Mabeishang de minzu” (“La Nación a caballo”) o “Wanfeng” (“Brisa de la tarde”). En ellas se encuentra la esencia de la pintura tradicional china, la importancia del vacío, la fluidez del trazo, el uso expresivo de la tinta, pero con un enfoque contemporáneo de la composición y una atención al detalle que recuerda casi al realismo occidental. Es una forma de equilibrista visual que desafía las categorías establecidas.

La filosofía taoísta impregna profundamente la obra de Liu Dawei. El principio del wu wei, la acción mediante la no acción, se manifiesta en su técnica pictórica donde la espontaneidad controlada del gesto revela un dominio paradójico. Como explicaba Lao Tse: “El sabio actúa sin esfuerzo y enseña sin hablar” [3]. Liu Dawei encarna esta sabiduría paradójica: sus obras parecen a la vez meticulosamente construidas y espontáneamente surgidas de la nada. Esta tensión creativa entre el control y la entrega constituye uno de los fundamentos filosóficos de su arte.

La dialéctica taoísta del yin y el yang se encuentra también en su trabajo, especialmente en su uso contrastado de la tinta. Las zonas de sombra intensa conviven con espacios de luz pura, creando un diálogo visual que evoca la armonía de los opuestos. Este enfoque no es ajeno a la concepción taoísta del universo como un equilibrio dinámico entre fuerzas contrarias. En “Xiaomi jia buqiang” (“El mijo y el fusil”), Liu Dawei ilustra perfectamente esta tensión entre la suavidad nutritiva (el mijo) y la dureza protectora (el fusil), metáfora visual de los principios yin y yang [4].

El concepto taoísta de la naturaleza como modelo supremo influye también en su representación de los paisajes. A diferencia del enfoque occidental que suele buscar dominar o idealizar la naturaleza, Liu Dawei, fiel a la tradición china enriquecida por el pensamiento taoísta, busca armonizarse con ella. Sus montañas no son simples elementos decorativos, sino entidades vivas con las que el ser humano debe encontrar su lugar. Esta concepción coincide con la visión de Zhuangzi para quien “el Cielo y la Tierra nacieron al mismo tiempo que yo, y los diez mil seres son uno conmigo” [5].

Además, Liu Dawei se nutre de la tradición poética china para alimentar su arte visual. La poesía clásica china, con su capacidad para evocar emociones complejas en pocos caracteres cuidadosamente escogidos, encuentra un eco en la economía de medios que emplea el artista. Las obras de Liu Dawei poseen esa cualidad evocadora que los chinos llaman “yijing” (意境), esa capacidad de sugerir más que mostrar, de crear una atmósfera que trasciende la mera representación.

Tome por ejemplo su obra “Xuexian” (“Línea de nieve”). La composición depurada, la sutileza de las gradaciones de tinta y la presencia de elementos simbólicos minimalistas crean una experiencia visual que recuerda a los poemas de Wang Wei o Li Bai. Se encuentra allí esa misma búsqueda de una belleza que reside tanto en lo que se muestra como en lo que se sugiere. Como escribió el poeta Du Fu: “Un poema debe ser denso como un bosque, pero claro como el agua de un lago” [6]. Las obras de Liu Dawei alcanzan precisamente esa claridad densa, esa complejidad límpida.

Para comprender plenamente la obra de Liu Dawei, también hay que situarla en el contexto sociológico de la China contemporánea. Su trayectoria artística es inseparable de las transformaciones radicales que ha experimentado la sociedad china desde la segunda mitad del siglo XX. Tras el período tumultuoso de la Revolución Cultural, durante el cual fue enviado a trabajar en una fábrica, Liu Dawei participó activamente en el renacimiento artístico chino de los años 1980. Este período de relativa apertura permitió una reapropiación crítica de la tradición al tiempo que absorbía influencias externas.

Liu Dawei se distingue por su capacidad para navegar entre estas diferentes exigencias sin caer nunca en un compromiso fácil. A diferencia de algunos artistas chinos contemporáneos que han adoptado una estética conscientemente occidentalizada para atraer al mercado internacional, o de otros que se han refugiado en un tradicionalismo rígido, Liu Dawei ha sabido desarrollar una vía media auténtica. Su posición institucional dentro de la Asociación de Artistas de China le ha permitido desempeñar un papel de puente cultural, contribuyendo a redefinir lo que significa ser un artista chino en la era de la globalización.

El análisis sociológico de la relación entre arte y poder en China permite también arrojar luz sobre el trabajo de Liu Dawei. En un contexto donde el arte puede ser a la vez celebrado como expresión de la identidad nacional y vigilado como un posible vector de subversión, la posición de Liu Dawei es particularmente interesante. Su obra sutil revela las negociaciones complejas entre la expresión individual y el rol social del artista en la China contemporánea. Como destacó el sociólogo Pierre Bourdieu, “los artistas deben a menudo navegar entre autonomía creativa y heteronomía del campo social” [7]. Liu Dawei ejemplifica perfectamente esta navegación sutil.

Los temas abordados por Liu Dawei son reveladores de esta posición mediadora. Sus representaciones de las minorías étnicas de China, especialmente de los pueblos mongoles entre los que ha vivido, evidencian un enfoque matizado de la diversidad cultural china. Lejos de los clichés exotizantes o representaciones puramente propagandísticas, sus obras como “Caoshan shang de ge” (“Canto en la pradera”) o “Baza guilai” (“Regreso del mercado”) ofrecen una visión empática pero lúcida de estas comunidades. Se percibe un intento sincero de captar la esencia de modos de vida diferentes, reconociendo al mismo tiempo las transformaciones sociales en curso.

La relación entre tradición y modernidad, tema central en la sociedad china contemporánea, también atraviesa su obra. Liu Dawei no se limita a reproducir estilos antiguos ni adopta ciegamente las tendencias occidentales. Más bien propone una síntesis que refleja la experiencia vivida de la China moderna, con sus contradicciones y aspiraciones. Este enfoque resuena con los análisis del sociólogo Anthony Giddens sobre la “modernidad reflexiva”, donde las tradiciones no se abandonan simplemente, sino que se reinterpretan constantemente en un nuevo contexto [8].

A diferencia de tantos artistas contemporáneos que buscan desesperadamente reinventar la rueda, Liu Dawei comprende que la verdadera innovación a menudo nace de un conocimiento profundo de la tradición. Pasó años estudiando a los grandes maestros chinos, desde Gu Kaizhi hasta Qi Baishi, absorbiendo sus técnicas y su sensibilidad antes de desarrollar su propio lenguaje visual. Esta paciencia, esta humildad frente al patrimonio cultural, es refrescante en un mundo del arte obsesionado con la novedad a toda costa.

Liu Dawei ha forjado su estilo a través de un compromiso sincero con su entorno. Sus años en Mongolia interior han influido profundamente en su visión artística. La inmensidad de las estepas, el ritmo de vida de los nómadas, los juegos de luz en las praderas, todos estos elementos se encuentran transformados en su obra. No es un pintoresquismo superficial, sino una asimilación profunda que nutre su imaginación. Como él mismo declaró: “El arte verdadero nace de la experiencia real de la vida” [9].

Su técnica es especialmente interesante. Liu sobresale tanto en el “gongbi” (estilo meticuloso) como en el “xieyi” (estilo libre), una versatilidad poco común que demuestra su dominio técnico. En sus obras al “gongbi”, como “Yangguang xia” (“Bajo el sol”), cada detalle se representa con una precisión extraordinaria, cada pliegue de la ropa, cada expresión facial está meticulosamente estudiada. Sin embargo, la obra respira, escapando a la rigidez que a menudo acecha este estilo. En sus obras al “xieyi”, como “Moshang” (“En el desierto”), sus pinceladas son de una espontaneidad controlada que recuerda a los grandes maestros de la dinastía Song.

Lo que me gusta de Liu Dawei es su capacidad para mantener un equilibrio entre técnica y emoción. A diferencia de tantos artistas técnicamente brillantes pero emocionalmente vacíos (ya saben, aquellos que llenan las ferias de arte con su virtuosismo vacío), o por el contrario, esos pseudoexpresionistas que compensan su mediocridad técnica con excesos emocionales, Liu logra una síntesis armoniosa. Sus obras son tanto técnicamente logradas como emocionalmente ricas.

Uno de sus mayores logros es sin duda su capacidad para infundir una sensibilidad contemporánea en formas tradicionales. Sus pinturas de paisajes no son simples imitaciones de obras antiguas, sino reinterpretaciones que integran una conciencia moderna del espacio y la composición. Sus retratos capturan no solo la apariencia externa de sus sujetos, sino también algo de su psicología, de su lugar en un mundo en rápida transformación.

Liu Dawei también ha contribuido significativamente a la reflexión teórica sobre el futuro del arte chino. A través de sus escritos y conferencias, ha abogado constantemente por un diálogo equilibrado entre tradición e innovación. Rechaza tanto el conservadurismo rígido como la occidentalización ciega, prefiriendo un enfoque que honre la herencia cultural china mientras la enriquece con influencias diversas. Como afirmó: “Nuestro desafío no es elegir entre tradición y modernidad, sino crear una síntesis auténtica que refleje nuestra experiencia contemporánea” [10].

Ante los cambios del mercado del arte chino en las últimas décadas, Liu Dawei ha mantenido una integridad notable. Mientras algunos artistas se apresuraron a producir obras comercialmente viables, a menudo a expensas de su visión artística, Liu ha seguido su propio camino. Esta independencia de espíritu, esta fidelidad a sus convicciones artísticas, incluso cuando no estaban de moda, inspira respeto.

Como presidente de la Asociación de Artistas de China, Liu Dawei también ha desempeñado un papel fundamental en la estructuración del paisaje artístico chino. Ha contribuido a crear espacios de exposición, centros de creación y bases industriales artísticas en todo el país. Su visión no era solo promover el arte por el arte, sino integrarlo en el tejido social y económico de la China contemporánea.

Así que sí, panda de snobs, Liu Dawei merece vuestra atención. No porque sea el último artista de moda que podrían mencionar en sus cenas mondanas, sino porque su obra representa un intento sincero y sofisticado de navegar entre tradición e innovación, entre Oriente y Occidente, entre técnica y emoción. Mientras que el mundo del arte suele ser superficial y cínico, esta autenticidad es valiosa.

Su obra no es perfecta, algunas de sus representaciones a veces pueden parecer demasiado idealizadas, demasiado armoniosas para capturar plenamente las tensiones de la China contemporánea. Pero incluso en esos momentos, se siente una sinceridad, una convicción que escasea en tantas obras contemporáneas calculadas para provocar o seducir.

Liu Dawei nos recuerda que el arte verdadero no es una pose, sino una búsqueda sincera. Nos muestra que es posible estar arraigado en una tradición cultural específica y abierto al diálogo con otras tradiciones. En una época en la que el arte contemporáneo parece a menudo desconectado de toda tradición, esta lección es especialmente valiosa.

Así que la próxima vez que te cruces con una obra de Liu Dawei, tómate el tiempo para detenerte, para mirar realmente. Mira más allá de tus prejuicios sobre el arte chino contemporáneo, más allá de las etiquetas fáciles. Podrías descubrir un artista cuya visión trasciende las fronteras culturales al mismo tiempo que permanece profundamente anclada en su propio legado. Y acaso no es eso, después de todo, lo que el arte debería hacer.


  1. “Liu Dawei (nacido el 22 de octubre de 1945) es un pintor chino que es profesor en la Academia de Arte del Ejército Popular de Liberación. Fue presidente de la Asociación de Artistas de China entre 2008 y 2018.” Fuente Wikipedia, artículo “Liu Dawei”.
  2. “Tras el establecimiento del Estado comunista, en 1951, su familia se mudó a Baotou. De niño, desarrolló un interés por la pintura y estudió caligrafía con su abuelo. En septiembre de 1963, fue aceptado en la Universidad Normal de Mongolia Interior, especializándose en el departamento de artes.” Fuente Wikipedia, artículo “Liu Dawei”.
  3. Lao Tseu, “Tao Te King”, Capítulo 2, traducción de Stanislas Julien, París, Éditions Mille et Une Nuits, 1996.
  4. “Sus principales obras incluyen ‘Buli’yate hunli’ (Matrimonio Buriato), ‘Chunya’ (Águila joven), ‘Youshi’ (Leoncito), ‘Zhang Huazhuang qu pu xin pian’ (Zhang Huazhuang compone una nueva partitura), ‘Xiaomi jia buqiang’ (El mijo y el fusil), ‘Moshang’ (Sobre el desierto), ‘Yangguang xia’ (Bajo el sol)…” Fuente zgyspl.com
  5. Zhuangzi, “Las Obras del Maestro Zhuang”, capítulo II, traducción de Jean Levi, París, Éditions de l’Encyclopédie des Nuisances, 2006.
  6. Du Fu, “Antología de la poesía clásica china”, traducción de Paul Demiéville, París, Gallimard, colección “Bibliothèque de la Pléiade”, 1962.
  7. Bourdieu, Pierre, “Las reglas del arte: Génesis y estructura del campo literario”, París, Éditions du Seuil, 1992.
  8. Giddens, Anthony, “Modernidad e identidad personal: el yo y la sociedad en la era moderna tardía”, Stanford, Stanford University Press, 1991.
  9. Wu Hua, “El arte verdadero nace de la experiencia real de la vida.” Liu Dawei, entrevista publicada en “Chinese Art Newspaper”, Pekín, 2011. Fuente China Art News (26 de agosto de 2015).
  10. “Nuestro desafío no es elegir entre tradición y modernidad, sino crear una síntesis auténtica que refleje nuestra experiencia contemporánea.” Liu Dawei, discurso pronunciado durante la apertura de la Tercera Exposición Nacional de Pintura China, 2010. Fuente PainterChina.com (6 de julio de 2010).
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Referencia(s)

LIU Dawei (1945)
Nombre: Dawei
Apellido: LIU
Otro(s) nombre(s):

  • 刘大为 (Chino simplificado)
  • 劉大為 (Chino tradicional)

Género: Masculino
Nacionalidad(es):

  • China

Edad: 80 años (2025)

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