English | Español

Martes 18 Noviembre

ArtCritic favicon

Shara Hughes: Los paisajes más allá de lo posible

Publicado el: 23 Febrero 2025

Por: Hervé Lancelin

Categoría: Crítica de arte

Tiempo de lectura: 8 minutos

Shara Hughes crea paisajes que trascienden la realidad, donde los colores vibran con una intensidad extraordinaria y donde la naturaleza sigue sus propias reglas. Sus lienzos no son simples representaciones, sino manifestaciones físicas de estados emocionales complejos que nos invitan a explorar nuestro mundo interior.

Escuchadme bien, panda de snobs, si pensáis que el paisaje contemporáneo ya no tiene nada que decirnos, es porque aún no habéis conocido la obra asombrosa de Shara Hughes. Esta artista estadounidense, nacida en 1981 en Atlanta, ha logrado la hazaña de reinventar un género que muchos consideraban agotado, creando mundos paralelos que desafían nuestra comprensión convencional de la naturaleza y la representación.

Mientras nuestra época está saturada de repeticiones y conceptos gastados, Hughes se distingue por su capacidad para crear obras que trascienden las categorías tradicionales. Sus paisajes no son simples representaciones de lugares existentes, sino construcciones mentales complejas que nos invitan a explorar los territorios inexplorados de nuestra psique. A través de su mirada única, cada cuadro se convierte en una ventana abierta a un mundo donde las leyes de la física y la percepción se reescriben según una lógica onírica.

Tomemos por ejemplo su obra magistral “The Delicate Gloom” (2018), que ilustra perfectamente su capacidad para transformar un simple motivo floral en una meditación profunda sobre la naturaleza de la conciencia. En este lienzo vertiginoso, los colores parecen pulsar con vida propia, creando ritmos visuales que recuerdan los latidos de un corazón cósmico. Los violetas profundos se mezclan con verdes ácidos en una danza cromática que evoca los estados límite de la conciencia, esos momentos en los que la realidad objetiva se disuelve en el flujo de nuestra experiencia subjetiva.

Este enfoque singular del paisaje encuentra un eco fascinante en las teorías de la percepción desarrolladas por Maurice Merleau-Ponty en su “Fenomenología de la percepción”. Al igual que el filósofo francés sugería que nuestra experiencia del mundo es fundamentalmente encarnada y subjetiva, Hughes crea paisajes que no buscan representar una realidad objetiva, sino capturar la esencia misma de nuestra experiencia perceptiva. Sus cuadros no nos muestran cómo el mundo aparece a un observador distante, sino cómo se vive desde el interior, en la intimidad de nuestra conciencia.

La manera en que Hughes aborda el color es particularmente reveladora de este enfoque fenomenológico. En “What Nerve” (2024), ella utiliza puntos azules vivos que adornan las ramas de un árbol como tantos ojos que nos observan. Estas pinceladas de color no son simplemente decorativas; transforman el árbol en una presencia consciente que nos mira tanto como nosotros lo miramos a ella. Esta reciprocidad de la mirada, central en el pensamiento de Merleau-Ponty, se convierte aquí en un elemento estructurante de la composición.

La artista trabaja sin bocetos preparatorios, dejando que la pintura la guíe en un proceso que recuerda la descripción que hace Merleau-Ponty de la percepción como un diálogo constante entre el sujeto que percibe y el mundo percibido. Cada pincelada, cada decisión cromática surge de una interacción directa con la materia pictórica, creando formas que parecen nacer espontáneamente en el lienzo, como los pensamientos emergen en nuestra conciencia.

En “Obstacles” (2019), Hughes lleva esta exploración aún más lejos. Las sombras de los árboles se convierten en presencias casi tangibles que dialogan con la vegetación circundante, creando un juego complejo entre lo visible y lo invisible, entre lo que es percibido directamente y lo que se sugiere. Esta obra ilustra perfectamente lo que Merleau-Ponty llamaba la “carne del mundo”, esa textura común que une al que percibe y lo percibido en un mismo tejido sensible.

La técnica de Hughes es tan sofisticada como profunda su visión. Ella utiliza una variedad de medios, mezclando óleos, acrílicos y pinturas en spray directamente sobre el lienzo. Este enfoque multimedia crea texturas y efectos que enriquecen la complejidad visual de sus obras. Los goteos, las salpicaduras y los trazos espontáneos no son simples efectos estilísticos, sino que participan en la creación de un espacio pictórico que refleja la naturaleza dinámica y fluida de nuestra experiencia perceptiva.

En “Hot Coals” (2024), el sol central que parece asar la vegetación circundante crea una tensión palpable entre calor y destrucción, entre vitalidad y amenaza. Esta dualidad no es simplemente temática, está inscrita en la materia misma de la pintura, donde las empastes gruesos contrastan con las zonas más fluidas, creando una superficie que invita tanto al tacto como a la mirada.

La evolución reciente de su trabajo hacia formatos más verticales es particularmente interesante. Esta orientación no convencional para paisajes tradicionales no es una simple elección formal, sino una forma de trastornar nuestra relación habitual con el paisaje. Al privilegiar la verticalidad, Hughes nos obliga a abandonar nuestra posición de espectador desapegado para comprometernos en una relación más directa y encarnada con la obra.

El tratamiento de las flores en sus obras recientes revela una nueva dimensión de su investigación. En “My Natural Nyctinasty” (2021), una flor monumental cierra sus pétalos en un gesto que evoca tanto la protección como el encarcelamiento. Esta imagen poderosa nos recuerda que nuestra percepción del mundo natural está siempre teñida por nuestros propios estados emocionales y nuestras proyecciones psicológicas.

Su paleta cromática, que puede parecer intuitiva a primera vista, revela una comprensión sofisticada de la fenomenología del color. Las combinaciones que crea no son arbitrarias sino que sirven para evocar experiencias perceptivas específicas. Un violeta profundo puede sugerir la profundidad espacial mientras evoca un estado emocional, mientras que un amarillo eléctrico puede crear una sensación de proximidad inmediata.

En “Burn Out” (2024), Hughes explora los límites de nuestra percepción del calor a través del color. En casi tres metros de ancho, crea una sinfonía de rojos y naranjas que no solo representa el calor, sino que nos lo hace sentir de manera casi física. Esta capacidad para transformar una sensación térmica en experiencia visual ilustra perfectamente la sinestesia natural de nuestra percepción, que Merleau-Ponty consideraba fundamental.

El enfoque de Hughes frente a la perspectiva revela especialmente su comprensión de la percepción espacial. Sus paisajes presentan a menudo varios puntos de vista simultáneos, creando espacios imposibles que desafían nuestra comprensión racional. Esta multiplicación de perspectivas no es un simple juego formal, sino una exploración de la naturaleza fundamentalmente ambigua de nuestra experiencia espacial.

En “Swelling” (2024), crea una ola monumental que parece desplegarse en varias dimensiones simultáneamente. Esta obra no representa simplemente una ola, sino que captura la experiencia vivida de encontrarse frente a una fuerza natural aplastante. La composición nos hace sentir físicamente el vértigo y la inestabilidad, ilustrando cómo nuestra percepción del espacio es inseparable de nuestra experiencia corporal.

La importancia del vacío en sus composiciones también merece ser destacada. Los espacios negativos en sus obras nunca están realmente vacíos, sino que vibran con una energía potencial. En “Trust and Love” (2024), el espacio entre dos árboles entrelazados se convierte en una presencia activa que estructura toda la composición. Este tratamiento del vacío recuerda la concepción merleau-pontyana de lo invisible como parte integrante de lo visible.

La manera en que Hughes trata los bordes y los marcos en sus obras es particularmente significativa. A menudo, crea marcos pintados que enmarcan la escena principal, creando una mise en abyme que nos invita a cuestionar la naturaleza misma de la percepción y la representación. Estos marcos funcionan como umbrales perceptivos, puntos de paso entre diferentes niveles de realidad.

Su proceso creativo, que comienza sin un plan preestablecido y se desarrolla de manera orgánica, refleja la propia naturaleza de nuestro compromiso perceptivo con el mundo. Cada lienzo se convierte en un viaje de descubrimiento, una exploración de las posibilidades infinitas de la percepción que surge progresivamente a través del acto de pintar.

En “I’m a Fan” (2024), ella juega con nuestra percepción del movimiento a través de la representación de palmeras agitadas por el viento. Las hojas que parecen ondear ante nuestros ojos no se representan simplemente en movimiento, sino que crean una sensación cinestésica que involucra todo nuestro cuerpo. Esta capacidad de transformar una experiencia visual en sensación corporal está en el corazón de su práctica.

Los paisajes de Hughes no son simplemente lugares para contemplar, sino espacios de experiencia activa donde el espectador está invitado a comprometer todo su ser sensible. En “Float Along” (2024), los bordes que enmarcan la composición crean un efecto de portal que nos invita literalmente a entrar en el espacio del cuadro. Esta invitación al viaje perceptivo es característica de su enfoque que nunca se conforma con la mera representación.

Su serie reciente “Tree Farm” (2024) lleva aún más lejos esta exploración de la percepción encarnada. Los árboles que pinta no son simples objetos naturales, sino presencias vivas que parecen respirar sobre el lienzo. En “Wits End” (2024), un sauce llorón con ramas torcidas se convierte en una metáfora de nuestro propio cuerpo sensible, sus ramificaciones evocando nuestro sistema nervioso.

Los últimos desarrollos de su trabajo incluyen también una exploración de la cerámica, donde traslada su visión única a la tercera dimensión. Estas esculturas, aunque nuevas en su práctica, prolongan de manera natural su investigación sobre la percepción encarnada, ofreciendo al espectador una experiencia aún más directamente física de sus formas orgánicas.

Shara Hughes ha logrado crear un lenguaje visual único que trasciende los límites tradicionales del paisaje para explorar los fundamentos mismos de nuestra experiencia perceptiva. Sus obras no se limitan a representar el mundo, sino que nos invitan a percibirlo de nuevo, con una frescura e intensidad que transforman nuestra comprensión de lo que puede ser la pintura hoy. Su trabajo nos recuerda que la verdadera innovación artística no radica en la superficial novedad, sino en la capacidad de renovar nuestra mirada sobre el mundo y sobre nosotros mismos.

Was this helpful?
0/400

Referencia(s)

Shara HUGHES (1981)
Nombre: Shara
Apellido: HUGHES
Género: Femenino
Nacionalidad(es):

  • Estados Unidos

Edad: 44 años (2025)

Sígueme